Como extraño a Natalia.

Por: Leonardo Franco Arenas – www.latardedelotun.com

___Colombia atraviesa por una de sus recurrentes crisis históricas. La de estos tiempos en la que estamos inmersos, viene desde hace unos 40 años tras la aparición de ese monstruo, el narcotráfico, en el escenario internacional y el protagonismo sin disputa de nuestros traquetos nacionales hasta hace 5 años. Arrojaron al país en un tobogán de terror, falta de valores, cooptación de los poderes del Estado y la filtración de lo que se conoce desde esos tiempos como “los dineros calientes” en todas las esferas del pasadía nacional.

Extraño a Natalia, todas las mañanas me hablaba al oído con una retórica que conmovía y convencía acerca de las maldades del uribismo, cultivando oyentes en torno a su sustentado conocimiento sobre la macabra historia e impacto en la sociedad colombiana. Natalias famosas? muchas, la mayoría en las artes: Unas fallecidas como Ginzburg, Gutman, Wood, otras maduras, Portman, Jiménez, políticas como Poklóskaya, contemporáneas como Lafourcade y colombianas como París, Reyes y la famosa flor de un día, Betancourt; hay algunas menos trascendentes, conocidas o leídas en este momento, pero llegarán estoy seguro.

Periodista y analista política, su columna en el diario El Tiempo y su trabajo en el equipo de la FM al lado de Vicky Dávila (vueltas da la vida) Natalia Marlene Lizarazo García más conocida como  Natalia Springer Von Schwarzenberg, ella fue una persona influyente, con credibilidad, además, una excelente imagen por sus investigaciones, análisis y opinión sobre el diario acontecer político y social de la nación, en efecto, fue durante una década una de las más filosas piedras en el zapato del sr del ubérrimo en compañía de periodistas que no se han dejado contaminar, que hacían y hacen parte de una lista negra denunciada por la misma Natalia, que estaban chuzados y víctimas de amenazas sistemáticas a causa de sus investigaciones y denuncias: Coronel, Bedout, Guillén, Morris, entre otros. A partir de  2002 publicó su columna  en el periódico de la familia Santos y desde 2005 hizo parte del staff de  la FM. Desde allí, de manera valiente y arriesgada enfrentó al ex presidente desde los micrófonos, en lugares de debate público, y a su círculo de poder en espacios académicos como decana de la facultad de ciencias políticas de la Tadeo. Como resultado de esta labor periodística se ganó uno de los peores enemigos, tanto así que el uribismo estuvo al frente de la feroz campaña de desprestigio en su contra y en contra del ex fiscal Montealegre; de esa guerra aún subsisten enfrentamientos actuales y resquemores.

Extraño a Natalia porque tuvo el coraje de decirle a Uribe en su cara lo que muchos no se atreverían, tuvo el talante de ser una de las principales contradictoras de su gobierno y quien en 2008 detonó en su contra la campaña para la declaratoria de impedimento con la posibilidad de una nueva reelección,  definitivo fallo de la Corte constitucional, cuyos magistrados automáticamente se graduaron de enemigos del hombre. Ella tuvo su rabo de paja al salir a la luz contratos por 4.000 millones con la Fiscalía en temas para el posconflicto, probablemente por estos hechos  Natalia desapareció del panorama nacional.

Hoy cuando el país es sacudido cada día por un hecho peor al anterior, desgobierno, falta de liderazgo de Duque, estigmatización, señalamientos y acusaciones a la Corte suprema, a la oposición, aumento de las masacres, corrupción; por todo lo anterior y más (la tormenta perfecta), lo que debe hacer Colombia es  elevar la voz, que seamos millones de ciudadanos exigiendo la salida de esta camarilla, que protestemos y actuemos; el país no puede seguir en manos de una caterva de delincuentes, haciendo lo que les da la gana, aquí no pueden haber intocables, ni podemos extrañar por siempre.

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