EDITORIAL: ¿Una reforma a la policía es la solución?

 

Redacción:  www.latardedelotun.com

____Muy pocos opinarían después de ver las imágenes presentadas en medios de comunicación y viralizadas por redes sociales, que estamos ante hechos aislados y generados por expresiones momentáneas en defensa de la integridad personal de los uniformados. Lo que hemos observado es una sistemática propuesta de confrontación por parte de la fuerza pública, entiéndase policía nacional, que, de manera beligerante, artera, irresponsable, con el uso desmedido de la fuerza y sus armas de dotación, ha sido elementos activos en las agresiones a la población civil. Las imágenes de policías uniformados blandiendo sus armas y disparando al frente a todo lo que se mueva, agrediendo la población con bastones de mando, pistolas taser, garrotes e incluso con las motos sin ningún miramiento ni consideración, concluimos, esto no puede ser iniciativa de patrulleros y suboficiales de bajo rango, la disciplina no se los permite y a pesar que luego de la aprobación del nuevo código de policía, se han presentado abusos y desmanes, no habían llegado a estos extremos. Asistimos posiblemente a una directriz desde el alto mando para reaccionar de manera fuerte en contra de cualquier brote de inconformidad social, esa puede ser la explicación. La cadena de mando de la policía incluyendo al comandante de la metropolitana, el director general, el ministro Carlos Holmes Trujillo y el presidente Duque han estado evasivos con las responsabilidades y las consecuencias que esto debe generar al interior de la institución; hasta el momento no se ha presentado ninguna renuncia, no han afrontado su mea culpa, y más bien, han rehuido su responsabilidad social y militar frente a los hechos, enfocados en un respaldo irrestricto a sus hombres y poco a lo que tiene que ver con las responsabilidades frente a la sociedad, las consecuencias penales entre otras.

El debate se ha enfocado en un tema específico, la propuesta de una reforma a la institución, sinceramente nos parece que este no debe ser el fin; el detonante de estos escenarios de violencia es sin lugar a dudas el descontento social, una reforma al cuerpo policial encargado de manejar el orden y la seguridad en el territorio nacional, difícilmente será la solución final para este fenómeno, sin embargo, hay que tomar cartas en este asunto por que hace parte del problema, una policía civil (no de carácter militar) y del orden municipal y regional, no nacional, podrían ser parte de las soluciones de fondo que se deben articular para pasar la página. La prepotencia del gobierno y los policiales no deben estar por encima del estado de derecho, por encima de los derechos constitucionales que nos arropan a todos; los involucrados en estos actos de violencia deben ser castigados con todo el rigor de la ley y no tener la solidaridad de cuerpo y que todo quede impune. Mientras unas familias lloran, los deshumanizados funcionarios se ríen porque no les pasa nada a pesar de sus abusos.

 

 

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