
Por: Leonardo Franco Arenas – www.latardedelotun.com
____ “El coyote es un personaje habitual en cuentos y tradiciones de los indios norteamericanos, donde generalmente aparece como un animal inteligente y vivo. Los coyotes de hoy en día han utilizado su viveza para adaptarse al cambiante paisaje de América del Norte, es un animal con gran capacidad de adaptación y prácticamente omnívoro, es un cazador formidable cuando actúa en campo abierto, donde puede hacer uso de su aguda vista y de su gran sentido del olfato. Los cachorros son capaces de cazar por sí mismos al siguiente otoño”. National Geographic.
Astuto, adaptable, omnívoro, con vista y olfato muy agudos, características de este cánido que le han permitido sobrevivir y adaptarse a las condiciones planteadas por el hombre que ha intentado exterminarlo sin que lo haya podido lograr.
De coyotes, el gran coyote colombiano, el coyote político, el depredador; aquel que se ha encargado en treinta años de vida pública de amedrentar, arrinconar y esquilmar la nación; expoliador profesional, el astuto líder político que maneja a su antojo los hilos del poder, acogotando el estado y los organismos de control. Es llamado Dios por algunos y comparado con Jesús por otros, todos ellos pertenecientes a una especie de secta que lo idolatra y lo venera sin preguntas y sin pliegues, que lo siguen ciegamente por donde él lo indique, obedientes.
En el panorama político se vislumbran las elecciones de marzo de 2022, los elegidos, los señalados, los que quieren, los que cañan y los que obedecen están en el partidor, desde ahora comienzan a levantar las manos los candidatos; las estrategias para elegir los representantes de las diferentes corrientes comienzan a tomar forma. Para la opinión pública hay muchos a estas alturas, precandidatos variopintos, que como en toda carrera que se respete tienen cada uno un rol definido con anticipación, así el no lo sepa, pero quienes lo deciden en últimas, SÍ. Uno de los roles de las carreras de medio y gran fondo son las liebres, pican en punta pero nunca cruzan la línea en primer lugar; de cada partido han salido varias liebres, que dinamizan el proceso y se encargan de alivianar la ruta a los elegidos en cada colectividad, esta táctica le permite al elector conocer un amplio abanico de candidatos, “es la prueba fehaciente de la histórica democracia colombiana”. Pero no, las decisiones están tomadas con anterioridad por un grupo reducido de personas o peor aún, por un solo sujeto con todo el poder de hacerlo como sucede en el CD, el tal coyote político.
El astuto coyote tiene una amplia lista de donde echar mano y señalar al ungido, en su partido la colección de aspirantes es amplia, varias damas que han demostrado la devoción, conforman su más abnegada y fervorosa defensa; algunas con evidentes síntomas de perturbaciones emocionales por decirlo de manera respetuosa, otras con grandes déficits cognitivos (intelectuales) y de simple sentido común. En ese gran estante exhibidor de prospectos para ser el que EL diga, están los caballeros encabezados por los que repiten esta experiencia, apeados a dedo y sin indemnización en las elecciones pasadas, el actual prosopopéyico e ineficiente ministro de defensa y el ultraconservador y filósofo oscurantista Rafael Nieto, graduado como enemigo de la JEP y el proceso de Paz. Hay otros con menos arraigo en el partido del ex como Macías, Edward Rodríguez, Ordoñez, Pacho Santos entre otros.
Uribe es un sagaz y mañoso jugador político, bajó de un plumazo a Fajardo de su órbita desde ahora para no quemar esa carta y sacó al ruedo para bajarle el tono a esta estrategia a su hijo Tomás, como quien no quiere la cosa, va jugando doble. Desde antes de su alcaldía en Medellín se identificaba al profesor Fajardo como pieza clave del sindicato antioqueño a fin al uribismo, en los años de gobierno departamental y nacional del ex, fue donde el GEA creció más en el ámbito regional y nacional; en resumidas cuentas, el origen, el crecimiento y el perfilamiento del profe como candidato presidencial, proviene del GEA y el Uribismo. Con esta decisión, Uribe aleja el foco de atención de este pupilo para salir a cobrar en su momento o sacrificarlo si la estrategia 2, en este caso la de Tomás coge fuerza y se consolida en encuestas y en la percepción ciudadana.
Carta 1, Fajardo con su cuento de centro, alejándolo de la polarización, del discurso de extrema derecha, allí el patrón “llegaría como aliado” y no como el respaldo. Carta 2, Tomás Uribe, si el cuento del tibio candidato no cuaja y las encuestas marcan bien para el cachorro del coyote. Es la retórica del engaño y el juego doble, ¿nos timará de nuevo?