El Establishment se reinventa de tanto en tanto.

«Grupo de poder, grupo dominante visible o élite que lo ostenta y tiene la autoridad en una nación, clase dominante o el sistema mismo».

Por: Leonardo Franco Arenas – www.latardedelotun.com

____ El poder en Colombia ha estado en manos de las mismas familias desde el siglo XIX, quienes históricamente se han enfrentado desde orillas contrarias, por intereses económicos y políticos, aunque casi siempre en conciliábulos orquestados entre ellos, se reparten: La tierra, la riqueza y la mano de obra. El poder de la nación no ha cambiado de manos, a duras penas se lo han prestado por épocas o lo han cedido a terceros advenedizos, para disimular y darle un aire de cambio a lo que está totalmente estático desde hace 200 años. El Establecimiento se acomoda a las condiciones reinantes en cada época, veamos unos ejemplos: Durante 44 años el manejo del país estuvo en manos de la hegemonía conservadora en el periodo iniciado en 1886 con Núñez, terminado en 1930 con Abadía Méndez. La nación atravesó por numerosos conflictos internos y la estancada economía daban al traste con las posibilidades de ingresar al anhelado desarrollo del siglo XX. Coincidiendo con la gran depresión que asoló EEUU e impactó negativamente a la mayoría de los países del mundo, se presenta en nuestra patria la primera reinvención del establecimiento: Cambiar todo para que nada cambie, el gatopardismo, expuesto por Giuseppe Tomasi di Lampedusa «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie» y llegan al poder los liberales comandados por Olaya Herrera y se mantienen hasta 1946, con un nuevo empuje en la economía colombiana, los ciudadanos dieron carta blanca a sus líderes con la esperanza de salir adelante; en contraste con la década negra en el norte, aquí, se lograron cosas importantes, al menos en la percepción general. Los liberales tuvieron 16 años para marcar el rumbo y establecer las metas sobre todo económicas de la nación.

Una nueva reinvención tiene lugar y cambia el reparto de actores visibles del poder, llegan de nuevo los conservadores en 1946, aprovechando la coyuntura del desgaste que produjo la segunda guerra mundial en la mayoría de los países, que solo deja como ganadores a las potencias que a partir de este conflicto mundial reactivaron sus economías. En este periodo se desata la violencia partidista en nuestro país y las élites se ven en la imperiosa necesidad de dar un nuevo giro luego de 12 años, se inventan después de Rojas y la Junta militar el frente nacional, que, en el pacto de Benidorm firmado entre godos y rojos deciden alternarse el poder durante 16 años, hasta 1974 cuando termina el mandato de Misael Pastrana. Después de esta etapa Colombia vive una época de elecciones amañadas durante 28 años en una nueva estrategia, aquí aparecen dos protagonistas de primer orden: La corrupción y el narcotráfico, toman una fuerza inusitada en medio de la violencia desatada en el campo y la ciudad. Llega un nuevo, la última reinvención del establecimiento, apostándole a un dramático cambio en 2002 cuando el narcotráfico se toma el estado. Es la etapa que vivimos, va hasta el 2022 pero ya se nota desgastada, la decadencia de cada etapa se aprecia históricamente en el aumento de la insatisfacción ciudadana, en los movimientos y la protesta social; lo estamos viendo y ya los dueños del poder, ese grupo de familias lo presienten, por eso le están dando un giro a la realidad, señalando ladinamente “otros culpables” e impulsando nuevos salvadores que tras un falso discurso se camuflan para hablarnos al oído, conquistar las voluntades y los deseos del ciudadano; el andamiaje esta aceitado y echado a andar desde los medios de comunicación, de los grupos de presión y los dueños del poder.

Lo que si es seguro, es que el cuarto de hora de Uribe y su camarilla, estos intrusos del poder, se les terminó, su trabajo sucio llegó al final, su utilidad feneció; ahora lo más seguro es que antes que ser olvidados, serán defenestrados y arrojados a la hoguera como culpables de esta lamentable etapa histórica de la Nación, mientras tanto, el establecimiento esa élite todopoderosa seguirá reinventándose, cual será el punto de inflexión ante el crecimiento del descontento, del conocimiento por parte del ciudadano del trato recibido históricamente? ¿Una nueva dictadura? ¿La puesta en marcha de una nueva forma de manipular elecciones desde el poder que le piensan dar la registraduría? ¿Esa será la próxima reinvención para otra etapa del poder en manos de los mismos?

Estemos atentos, el establishment se reinventa cada cierto tiempo, que no nos metan gato por liebre.

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