Ayudas, donaciones y responsabilidad social del Estado.

Por: Leonardo Franco Arenas – www.latardedelotun.com

Ver: https://www.facebook.com/100011524232698/videos/1225858127808317/

___ Sobre el video de un raizal de la isla de Providencia que protestaba y ponía en evidencia lo que son realmente las ayudas que están recibiendo luego del paso del huracán Iota, surge este comentario en Facebook: “Ya que no se considera colombiano, pues que no reciba ayudas. No se queje porque si les dan malo y si no también… y si su intención es hablar mal del país porque se siente de mejor estirpe por tener raíces alternas a otros continentes, pues que emigre”. María Elena Montoya. La indolencia, la falta de solidaridad ante el dolor humano y la estigmatización de la protesta ante la injusticia social, queda plasmado en la respuesta de esta señora. Como se nota que no ha sufrido ni de lejos una situación parecida a la que están viviendo nuestros hermanos isleños. El Estado es responsable y NO con migajas ni limosnas, NO con los recursos pedidos en donaciones a la sociedad civil y la empresa privada, NO con las ayudas internacionales a través de organismos especializados en estas catástrofes como la Cruz roja y la ONU. Es la responsabilidad antes, durante y después del gobierno colombiano; NO se puede simplemente esgrimir frente a la dureza de la realidad, la protesta a partir del dolor y las necesidades, que no hay derecho a la queja, no señores, nuestro deber es escuchar a los que sufren estas penosas situaciones y hacer eco a su clamor. Protestar de la misma manera, alzar la voz y denunciar. Una carpa de verano en medio de las inclemencias del clima, unos mercados insuficientes para calmar el hambre y las declaraciones de los burócratas bogotanos sobre lo mucho que están haciendo, no son suficiente ayuda para superar este momento.

A partir de un informe realizado por Naciones Unidas, quedó establecido cual es el alcance de la responsabilidad de un Estado en la protección de sus ciudadanos en el caso de desastres naturales o provocados por el hombre, enmarcándose en tres responsabilidades: 1. Prevenir, 2. Reaccionar y 3. Reconstruir.

  1. Prevenir: En el contexto de desastres naturales, este deber se traduciría a la responsabilidad de alertar a los ciudadanos de que un desastre natural se aproxima. En el caso del huracán en el archipiélago quedó en evidencia la ineficiencia del Estado en cumplir con su deber de alertar a sus ciudadanos.
  2. Reaccionar: La acción inmediata por parte del Estado en la atención de los damnificados y comunidades afectadas por el desastre, de manera efectiva y oportuna; la incapacidad de hacerlo da lugar a la intervención de otros Estados para el soporte en la recuperación de la catástrofe y la reacción ante el evento.
  3. Reconstruir: El aseguramiento de una reconstrucción con planes a corto, mediano y largo plazo, en un entorno habitable y seguro para los afectados, y beneficios colectivos para la comunidad.

La prevención anunciada no se cumplió en San Andrés, Providencia y Santa Catalina; Las alertas lanzadas desde La Florida (NHC), sobre las condiciones de la tormenta Iota, convertida posteriormente en un huracán clase 5 y que fueron emitidas con suficiente anticipación no se tomaron en cuenta la acción de los organismos de prevención y atención, la Presidencia de la república fueron laxos, insuficientes, inexistentes; los reportes no fueron tenidos en cuenta, solo se evacuaron las unidades militares de los cayos y la población civil de las islas fue dejada a merced de las medidas exiguas adoptadas por el gobierno departamental, “arréglense como puedan”, parece que fue el mensaje desde Bogotá. Los resultados están a la vista.

La reacción fue timorata y tardía, disimulada con una acción farandulera de Duque para los medios, tratando de reconstruir su deteriorada imagen a costa de la tragedia del pueblo isleño.

La reconstrucción anunciada a los cuatro vientos por el primer mandatario y aplaudida por su sequito, con un plazo fijado. “Nosotros hemos venido hablando de un plan de 100 días de reconstrucción. Tal vez nos va a tomar un poco más de tiempo, pero lo importante es que en los primeros 100 días de intervención tengamos la atención en materia humanitaria y entrega de soluciones para las familias más afectadas”, sostuvo el jefe de Estado. Portafolio, noviembre 18. Esto no parece posible, han ignorado la cultura y la tradición isleña en construcciones, al frente están los arquitectos y constructores cachacos. Hace unos días un fuerte aguacero mandó al piso lo realizado hasta ahora, carpas destruidas y la gente de nuevo pasando por situaciones infrahumanas que ya debían de estar controladas. El nombramiento de Susana Correa como gerente para la reconstrucción de las islas, causó escozor y desconfianza, ella es la directora del departamento de la prosperidad social, ficha clave en este gobierno y sobre la que se han escuchado numerosas quejas de su gestión en diferentes entidades estatales.

Hoy quince días después la desesperación y angustia de los isleños se hace presente, solo se aferran mediante su fe, a pedir al cielo que no llueva más. Y la señora María Elena desde la comodidad y calor de su casa, rodeada por los suyos sin problemas, indolentemente solo atina a decir, si no le gusta (al isleño del video), que se vaya. ¡¡¡No joda!!! ¿Así estamos de mal? Con razón el hombre desde su dolor dice no sentirse colombiano.

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