
Redacción política – www.latardedelotun.com
___ Hace cuatro años vivíamos un nuevo amanecer, la esperanza de un mejor país; un año antes se había firmado el acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC y se estaba adelantando un proceso exploratorio en el mismo sentido con el ELN. En contra de los graznidos de los cuervos de la guerra y de quienes desde todos los escenarios posibles han sido francotiradores, de frente o agazapados a esta nueva realidad, se iba consolidando el esfuerzo de muchos sectores sociales y políticos de la nación para vivir en paz; un aire fresco se levantaba sobre esta tierra regada con sangre propia por más de cincuenta años.
Las cifras lo demuestran, decía el presidente Santos en la alocución final de ese año, “A pesar de que todavía nos queda mucho camino por recorrer, vamos en la dirección correcta” la muestra está en que el país disfrutó de las fiestas más tranquilas en mucho tiempo, una reducción en la tasa de homicidios que pasó de 34 a 24 casos por cada cien mil habitantes, la más baja en 42 años. En el año 2010 antes de la firma del acuerdo, hubo 280 mil desplazados a razón de 778 victimas diarias, en el año 2017 fueron afectadas 75 mil personas. El número de secuestros, 3.000 a finales de los 90 y comienzos del 2000, se redujeron a 180 casos en 2017. En el año 2006 1.200 colombianos habían sido afectados por minas antipersona, en el 2017 fueron 56 víctimas. En el año 2002 se registraron 2.799 muertes en combate, guerrilleros, fuerza pública y civiles, en 2017 no hubo un solo caso.
Las elecciones de 2018, fueron consideradas las más pacíficas en 60 años a pesar de la polarización que se vivió, azuzada desde bodeguitas con el castrochavismo y la expropiación de la propiedad privada; un discurso embustero y deshonesto por parte de la derecha, el uribismo y de su candidato. Ese año ¡Colombia respiraba otro aire!
Finalizando el 2020 y en lo transcurrido del 2021, las cosas han cambiado sustancialmente, de nuevo el pesimismo se cierne sobre la nación, la violencia, los discursos del terror están a la orden del día; de nuevo como hace algunos años, en muchos territorios los habitantes se acuestan con miedo, casi siempre en el monte por si llega la muerte. La sociedad civil de nuevo está indefensa frente a bandas de delincuencia común, bandas internacionales de narcotráfico, bandas de guerrilleros rearmados, escuadrones de la muerte y el aparato de seguridad del estado. Las cifras negativas se han disparado en todo el territorio nacional, con mayor gravedad en sectores donde el conflicto ha sido histórico por intereses económicos: Corredores estratégicos de drogas ilícitas, minería ilegal, cultivos y laboratorios de drogas, monocultivos extensivos, ganadería extensiva, pero ante todo por la posesión de la tierra. De nuevo escuchamos sobre combates, emboscadas, minas antipersona, secuestros, masacres, asesinatos de: Líderes sociales, sindicalistas, desmovilizados, minorías étnicas, el aumento desvergonzado de la corrupción, la cooptación del estado por parte de un grupo político, la pauperización de la calidad de vida del colombiano en general.
Este año electoral será largo y sangriento, así lo quieren y lo planean los dueños del país para tratar de aferrarse al poder mediante el miedo y la intimidación, a través de estrategias mediáticas de desinformación y manipulación. Perpetuarse por intermedio de la violencia.
Ahí tenemos la diferencia de país, ¿en cual queremos vivir?, ¿le seguimos haciendo el juego a los señores de la guerra o de una vez por todas los desmontamos del caballo?. Colombiano, ¡usted elige!