¡PAJUDOS!

Por: Leonardo Franco Arenas – www.latardedelotun.com

___ Para los colombianos cada día que pasa, hay una creciente sensación de incredulidad frente a las acciones del CD y en general de la extrema derecha de este país; – cada cosa que dicen, los comunicados especiales, la forma de maquillar y manipular la información, el afán de tapar la realidad, el ocultamiento sistemático de las erráticas acciones del gobierno, la desvergonzada manera de presentar una realidad ficticia y un largo etc, etc, etc –  son una “bandola de Pajudos”. Pajudo es una palabra despectiva que coloquialmente usamos para señalar personajes que no merecen el menor grado de credibilidad por ser tramposos, mentirosos, tramadores, que no son de fiar, carretosos, cañeros, impostores.

Miente el uno, miente el otro; mienten en los medios, mienten en las redes, son avezados en la labor de la difamación, de la maledicencia; son especialistas en los infundios contra sus opositores y hábiles en escurrir el bulto cuando de ellos se trata, es más, no les importa. Francis Bacon, escritor y filósofo francés en su obra “De la dignidad y el crecimiento de la ciencia” nos dejo la expresión “Calumnia que algo queda”, cuando son obligados a rectificar y lo hacen, esta no llega a toda la gente a la que llegó la difamación; solo es una de las perlas de los cientos de prácticas non sanctas que practican a diario estos personajes; ahora aplican de manera asertiva las falsas declaraciones, no les importa que sean contrarias a la verdad o lo falso de lo expresado, muchas personas de oídas la aceptarán como una verdad de a puño.

Tres perlas: Tomás I, la salida en medios del delfín uribista, hablando de lo divino y lo humano, presentándose sin recato como el salvador del país, inclusive, hablando mal entre líneas del gobierno actual que es de su partido, evadiendo temas de crucial importancia como el detrás de escena de su padre en estas declaraciones, las tesis uribistas están ahí, más vivas que nunca y quien más podría ser dueño de ese legado que el propio príncipe heredero. Quieren volver a jugar y sale como en tiempos pasados en boca suya la verborrea mendaz de su padre, tratando de ocultar ese oscuro tiempo en la casa de Nari, las calumnias de los falsos positivos, divagando sobre la traición de Santos y la entrega del país a la guerrilla, del Castrochavismo y la amenaza de Petro. ¡Pajudo!

La Fiscalía, con bombos, platillos y grandes titulares de prensa anuncia una imputación a Sergio Fajardo por un contrato de hace 8 años, acusándolo, palabras más, palabras menos de no predecir que la moneda extranjera podía subir o bajar en un contrato por 77 millones de dólares de la época. Uno diría de primera mano: la Fiscalía está cumpliendo con su deber de manera eficiente y no le está metiendo mano a la contienda electoral que está en  proceso; en otra nación, posiblemente, en Colombia pasa lo contrario, nada es lo que parece cuando se trata del uribismo; en este escenario, sin hilar demasiado delgado se pueden tener en cuenta dos líneas de acción posible, una, quitar del camino a Fajardo para dejarle un camino más expedito a Tomás I, el eterno no se arriesgará en dar su bendición a alguien que no sea de su total confianza y manejo. Otra, victimizar a Fajardo con una acusación baladí y pegada con mocos, de la cual saldrá fortalecido, esa puede ser la pretensión y desviar los reflectores de la opinión pública sobre casos realmente graves como el de hidroituango. ¡Pajudos!

Don Duque, el colmo de los colmos, ya los colombianos lo hemos aprendido a conocer y a reconocer sus firuletes, su cara de yo no fui que al pasar el tiempo deja sus embarradas expuestas. El entrampamiento de la reforma tributaria, el incumplimiento con la reconstrucción de Providencia, las vacunas y la vacunación, solo son algunos ejemplos de su nefasto gobierno, que para rematar y subrayar su mentira, utiliza eufemismos para matizar y desviar el objetivo de sus propuestas. La mayoría de sus declaraciones son de un hablantinoso profesional, chanchullero. Todos lo conocen, ¡Pajudo!

Del patrón ni hablar este es el maestro de los Pajudos.

 

 

 

 

 

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