EDITORIAL:

 

www.latardedelotun.com – 14.09.21

Arrancaron las campañas políticas en todo el territorio nacional de manera directa y febril. Colombia es un país político (o politiquero) y no necesariamente por la nutrida participación ciudadana en múltiples procesos de elecciones “populares” que se llevan a cabo en toda la geografía nacional; especialmente las nacionales y territoriales que son las de mayor importancia cada dos años, el año entrante se celebran dos: El 13 de marzo las legislativas y el 29 de mayo las presidenciales.

Desde comienzos del 2021, los políticos se han visibilizado ante la opinión pública, iniciando unas tímidas, pero, calculadas salidas a visitar sus electores, tres años de olvido quedan atrás, ahora salen de sus cuarteles de pillaje donde estuvieron atrincherados durante estos años pasados; ahora vuelven los abrazos, las sonrisas, los puños en alto, los cafecitos, los sancochos. De nuevo a la orden del día el consabido discursillo adornado de múltiples promesas, los trillados ofrecimientos de mejoras y cambios. Salen a la luz otra vez, los mismos con las mismas, con sus ahorros económicos (dinero en efectivo fruto de las argucias laborales) para evadir controles a los topes de campaña. Las donaciones “voluntarias” de sus alfiles, desde las UTLs, hasta los secretarios y directores en alcaldías y gobernaciones, amén de los de ahí hacia abajo hasta llegar al nivel más humilde de los contratistas o funcionarios públicos. Hacen gala de su buen corazón, que solo parece latir cada cuatro años, para, en confabulación con los aportantes a sus campañas, los financiadores regionales que van detrás de contratos de obras, del PAE, del adulto mayor, detrás del poder de la burocracia arrogada de manera infame para beneficios particulares, e igualmente de los otros más importantes, quienes manejan los hilos tras bambalinas, el gran poder oculto que legisla a su favor y se apropia desvergonzadamente del erario. Estos son los tradicionales políticos de vieja data, los que tienen callo y experiencia en estas lides; acá en Risaralda tenemos variados ejemplos, politiqueros aferrados con uñas y dientes al poder, que llevan años jugándole maturranga al pueblo y a la decencia.

Hay políticos emergentes, paracaidistas que llegan insuflados de optimismo con billeteras gordas y pocos escrúpulos, respaldados por politiqueros con peores trayectorias que las suyas, algunos convictos y ex convictos. Investidos de esa arrogancia del poder mal habido, con su sombrero, camiseta blanca y poncho al hombro, símbolos que han estigmatizado estos camajanes de plaza, convencidos que para ellos no hay ley.

También están los candidatos decentes, con propuestas, con una plataforma política seria y coherente, son pocos, pero los hay, asoman desde varias orillas, mujeres capaces y hombres valientes, algunos con incipientes trayectorias, otros con un bagaje de trabajo social a cuestas. Estos últimos son quienes merecen mi atención, la de usted, de aquel, del otro, nuestro acompañamiento y compromiso. Son la esperanza, el futuro, Colombia no puede seguir en manos de los mismos gañanes, los mismos matones y sinvergüenzas, ni caer en las que son continuidad de la corruptela y el engaño. Es el momento de votar bien, por usted, por sus hijos y los hijos de sus hijos.

La Tarde del Otún aprovechando las plataformas digitales tendrá ahora mayor contenido de video aprovechando el equipo recién adquirido, adaptable a diferentes espacios para entrevistas, informes especiales, videos musicales entre otros. Todo se llevará a cabo a través de una productora audiovisual especializada en la creación de contenido y material audiovisual.

Pronto iniciaremos con una serie de entrevistas a diferentes candidatos que encarnen el nuevo sentir de la política en el departamento.

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