
Por: Leonardo Franco Arenas“
_____ Días después regresó el capitán Jorge Robledo con las disposiciones suficientes del adelantado Don Pascual de >Andagoya para consolidar la fundación. Fue así com el lunes 10 de enero de 1541, hizo reunir a los regidores del cabildo y a las personas notables de la incipiente fundación, les presentó sus poderes, prestó el juramento de rigor y se dirigió a la plaza vestido con todas las insignias reales, se acercó a un árbol destinado para la ejecución de la justicia – el árbol de la picota -, desenvainó su espada y con ella hizo tres incisiones en el, diciendo en voz alta que “daba la nueva posesión en nombre de la corona real de Castilla pacíficamente y sin contradicción de ninguna persona”. Le dio por nombre San Jorge de Cartago como testimonio de gratitud a los soldados de Vadillo casi todos ellos procedentes de Cartagena España, que lo acompañaban en esta dura empresa. Nombro alguacil mayor a Rodrigo Díaz. Eligió como patrono de la nueva fundación el nombre de sus santo San Jorge. Asignó un escudo de armas constituido por un sol, tres coronas imperiales y sus fajas en campo encarnado.” Hugo Ángel Jaramillo, “Pereira Proceso histórico de un grupo étnico colombiano”. Capítulo I Cartago viejo: Asentamiento y éxodo.
Aprovechando el puente del mes en curso, me desplacé por algunos municipios cercanos a Pereira; entre ellos Cartago, ciudad de afectuosa recordación ya que allí hace muchos años tuve la oportunidad de vivir durante un año y conocí no solo a Rosita quien fuera mi esposa, también a entrañables amigos que aún con el pasar del tiempo, conservo y de tanto en tanto compartimos momentos. Volviendo al cuento, recorriendo sus calles y parques tuve la oportunidad de conocer un poco más del municipio, guiado por la palabra de la anfitriona de un excelente lugar de café, comida y tertulia ubicado en el parque conocido como San Francisco por la iglesia ubicada enfrente, pude enterarme que el nombre oficial es Francisco de Paula Santander, cuyo busto está en un extremo, tapado por árboles y otras plantas que adornan este lugar.
Estuve en el templo, no por razones religiosas o de arrepentimientos tardíos, si no por algo más humano, la curiosidad, enterarme un poco sobre la imagen de Nuestra Señora de la Pobreza, patrona espiritual y protectora de nuestra Perla del Otún y cuyo original reposa en esta iglesia cartagüeña. Esa misma tarde aproveché para subir las fotos de la iglesia a la página de Facebook de La Tarde del Otún y ¡oh sorpresa! La acogida de estas fotos y la cantidad de likes y comentarios que han recibido por parte de habituales amigos de la página y de otros que por alguna razón les motivó visitarla, fue grande.
Lo que no dejó de llamar mi atención, es la posición de unas cuantas personas -en todo su derecho- a opinar de manera casi beligerante sobre la estancia de la imagen en el municipio del norte del Valle, creo yo, por ignorar la historia de estas dos ciudades hermanas, que tuvieron el mismo génesis, hermanas siamesas que 150 años después de la fundación hecha por Jorge Robledo se separaron, los habitantes del poblado salieron en procesión hacia la rivera del rio de La Vieja (esa es otra historia) con el retablo de la Virgen abriendo la marcha y allí refundaron a San Jorge de Cartago. Las razones para ese traslado son variopintas, algunas algo románticas o trágicas según se miren.
La primera: Por seguridad, el poblado era desde su fundación víctima de los constantes ataques de los indígenas, sobre todo Pijaos que bajaban de las estribaciones de la cordillera y en alianza con otras tribus locales atacaban a los moradores especialmente en horas de la noche. La segunda: Sabemos del clima salvajemente tropical de nuestra ciudad, por eso los pereiranos nos consideramos personas sanas y resistentes a los cambios bruscos de clima y nos adaptamos rápidamente al que nos toque, de allí el éxodo continuo a otros lares; los españoles de la época de la conquista caían como moscas bajo el influjo del malsano y agreste clima y selvático entorno, cuentan los cronistas que morían fácilmente, especialmente las mujeres. Estas son dos de “las razones” que explican el traslado.
Algunos historiadores han dado otra explicación menos romántica pero más real a este hecho y es que fue por razones eminentemente económicas. En el poblado había una fundición de oro y se reunía el oro que venía del sur, de Popayán y Cali, hacia Santa Fe. Con el paso del tiempo se descubrió y luego, para un mejor entender, se pacificó el camino del Quindío, constituyéndose este en la colonia, como el camino obligado entre Santa Fe, Ibagué, y las ciudades del sur, el poblado fue perdiendo su brillo e importancia económica y en 1691 deciden refundarlo en una de las márgenes del rio de La Vieja en predios de un sitio conocido como “Andagoya” El antiguo poblado es abandonado y desaparecido por la manigua, hasta 1863, que es otra historia.
Cartago y Pereira, son ciudades hermanas, cuya génesis tuvo el mismo origen, entonces esté aquí o allá la imagen, hacemos parte de una misma historia, como lo expresaban mis anfitriones en esa amena charla, “nosotros nos sentimos cafeteros”.