Las ínfulas de una dictadorzuela.

Por: Leonardo Franco Arenas – www.latardedelotun.com

____De arrepentidos está lleno el infierno reza el refrán. Claudia López quien encarnó en su momento una esperanza para el país en la renovación política, se convirtió luego de su elección como alcaldesa de Bogotá en sinónimo de autócrata, absolutista en sus actos y sus decisiones gubernamentales. Desde que despuntó su administración dejó en claro que ese aire renovador que ansiaban los colombianos, especialmente los bogotanos que la habían elegido, se transformó en un vaho maloliente, fétido, debido a sus actitudes arrogantes desde el pretendido blindaje de un carácter frentero y contestatario.

La admirada política de antes de la alcaldía, transmutó en un ser soberbio que caza peleas con todo el mundo, solo se le conoce una lealtad inmodificable con el señor Fajardo su jefe político, detrás de todo esto, está su ambición de ser la primera mujer presidente de Colombia. Su gobierno ha sido nefasto, en ninguno de los grandes retos que asumió al frente de la ciudad más grande y con mayores recursos de la nación ha acertado, seguridad, empleo, movilidad, educación, atención a población vulnerable, metro, transmilenio, migrantes y un interminable etc. hacen de ella la burgomaestre de Bogotá con mayor rechazo en los últimos años, muy lejos de la gestión adelantada por Mockus o Petro y ni siquiera es comparable por la ciudadanía al ineficiente Peñaloza. La última perla, hablando de movilidad invitó al que no le gustara como estaba a vender el carro, este hecho levanto ampolla en la opinión pública nacional y sobre todo en los bogotanos de todos los estratos.

Claudia se echó la lápida al cuello, se le olvida ahora desde su pedestal que la capital es la mayor ciudad electora del país, sus aspiraciones futuras quedan enterradas, ella cada día se encarga de palear sobre ese objetivo, enterrarlo poco a poco y de paso el de su jefe el señor Fajardo. YO CLAUDIA, parece ser la única frase que cabe en cabeza y acciones de la actual mandataria. Arrepentidos están la mayoría de quienes votaron por ella, destapó sus cartas y se le cayó la máscara, otra ficha de la derecha que revela su verdadera condición.

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