
Por: Lina María Arango Dávila
Asesora en gobernanza, transparencia y construcción de paz
IG linaarangosenadora – www.latardedelotun.com
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La mariposa verde, símbolo de cooperación regional y esperanza del Eje cafetero, ha alzado sus alas por la transformación y representación de las regiones. Cansada del centralismo, la política tradicional y la corrupción, la mariposa nace en Pereira, abre sus alas en Manizales, vuela en el Quindío y recorre el país, para actuar y ser escuchada desde Bogotá.
Han sido 1500 kilómetros y más de 40 municipios visitados, en una ruta que terminará en el departamento del Chocó biogeográfico, símbolo del futuro, mitigación del cambio climático y riqueza natural. Una ruta inexplicable para quienes, acostumbrados a la estrategia política y cálculos electorales, concentran sus esfuerzos en las reuniones con lideres, maquinaria politiquera y derroche de dinero, o para quienes ven en esos territorios, la imposibilidad de obtener votos de opinión. La mariposa, terca y con algo de locura, sabe que es precisamente por esos territorios rurales, municipios de 5 y 6 categoría que hay que trabajar de manera honesta y con convicción para mejorar la calidad de vida de la población.
Con carreteras y calles inundadas de vallas políticas, la mariposa camina con unas alas abiertas y en su propósito de competir con creatividad, ha dejado su mensaje por la protección del agua, el desarrollo rural, la biodiversidad y la reactivación económica en cada municipio visitado. ¿Dónde está tu valla? preguntan. “Yo no tengo valla… yo soy la valla”, responde la mariposa.
En medio de la ruta, y con la amabilidad de la gente que recibe el mensaje, se repite también una y otra vez el descontento de los ciudadanos por el incumplimiento de su dirigencia: “Los políticos sólo vienen en campaña”, “Y cuando llegue, ¿si se acordará de nosotros?”, “nos les creo nada”. Los colombianos quieren que el congreso se renueve… pero en medio de la frustración, descartan a quienes se atreven a competir.
La ruta de la mariposa verde, es una campaña electoral pedagógica, que mezcla las propuestas, con la visibilidad de los territorios y la coherencia en el discurso para mostrar que si es posible hacer política diferente, independiente y austera. Acompañada por los jóvenes Mateo Mejía, Jhonier Bejarano y Héctor Garcés, quienes sueñan con transformar su país, la mariposa se inspira por ellos, representantes de la juventud. El mensaje se replica, mientras se aprende de cada ciudadano con el que se tiene contacto y la sabiduría popular, tan poco valorada y escuchada por una clase dirigente desconectada del pueblo, hace su trabajo en una campaña al senado, que busca obtener una curul para inspirar a quienes han dejado de creer en los políticos del país.