
EDITORIAL
Requiéscat in pace. Calamitatem nuntiatum.
_____ Mi Pereira, nuestra amada Pereira está de luto. Requiéscat in pace los difuntos, las víctimas de la tragedia, un pronto restablecimiento a todas las personas heridas y los cientos de damnificados. Esta maravillosa ciudad se ha levantado de desastres a través de su historia, los siniestros no han sido ajenos al devenir de esta pujante ciudad. Siempre, aún en las noches y días mas aciagos del terruño, sus gentes se han levantado, está en el ADN de sus hijos, propios o llegados de otros lares. Con acciones de solidaridad, generosidad, trabajo y ayuda ante las adversidades naturales o de otro tipo nos hemos levantado, incendios, terremotos, avalanchas, inundaciones, accidentes masivos han puesto a prueba la resiliencia de sus moradores, el altruismo y la misericordia del pereirano se evidencia en cada hecho de compasión humana.
Esa es nuestra impronta, nuestra heredad y una de nuestras principales características, ahora bien, Calamitatem nuntiatum, este desastre anunciado no puede dejarse pasar desapercibido, las alertas estaban encendidas desde hace muchos lustros, estudios, diagnósticos han sido elaborados en cada administración local. Entidades de diferente orden, CARDER, ALCALDÍA, GOBERNACIÓN, DIGER, PLANEACIÓN y un interminable etc., se han encargado de hacer los análisis respectivos sobre las diferentes zonas de riesgo en la capital de Risaralda, las acciones son mínimas, paños de agua tibia aplicados casi siempre inmediatamente sucede una tragedia, días después todo queda en el olvido y no pasa nada de fondo. Los alcaldes de la ciudad han pasado de agache ante esta situación, los tres últimos, han tenido las herramientas para reubicar los habitantes de estas zonas, pero no han tenido la voluntad política para hacerlo, al contrario, se han encargado de aprobar con las curadurías locales la ubicación de asentamientos en lugares de riesgo. Ejemplos de lo anterior tenemos a diario, la pregunta es, ¿hay ciudadanos de primera y otros de segunda categoría? Parece ser que los de segunda que son la mayoría, solo son importantes por sus votos, ahora si se observan políticos en campaña aparecer, sacar sus cabezas en medio del desastre para visibilizarse como los redentores de esas comunidades.
Finalmente hay dos cosas para tener en cuenta, la responsabilidad en todo orden de los exalcaldes y demás funcionarios que han tenido a cargo este tema tan delicado. Dos, el castigo a esos políticos que ahora se pavonean orondamente sobre el dolor de estos conciudadanos, no puede ser que uno de los responsables directos, quien no solucionó a tiempo este problema ahora esté prometiendo que hará lo posible por encontrar el remedio si es elegido, NO HAY DERECHO. ¡Castigo a estos facinerosos! Requiéscat in pace, los difuntos y los políticos oportunistas.