
Por: Leonardo Franco Arenas – www.latardedelotun.com
De nuevo el planeta vive la amenaza de una confrontación a gran escala, a una guerra de la cual nadie puede prever sus consecuencias. Lo que si se puede vaticinar sin mucho esfuerzo, son las posibilidades de una catástrofe de orden mundial, es el riesgo inminente a que se ve expuesta la humanidad a partir del amanecer de este 24 de febrero, protagonistas, los señores imperiales de los dos bloques que manejan el planeta, lo que los analistas precisan como geopolítica global, entendiendo este término: “El estudio de la relación de los fenómenos políticos con el medio geográfico en el que estos se desenvuelven. Fenómenos que se producen tanto en el ámbito internacional, en las relaciones entre países, como en el ámbito interno de las diferentes unidades políticas que conforman el sistema internacional”. Para asimilar un poco lo que sucede en esa zona, cual es el origen y desarrollo del conflicto podemos ver lo siguiente.
El Dombás es una región al oriente de Ucrania en la frontera con Rusia, en esta zona hay dos provincias que son ruso hablantes, Donestsk y Lugansk que fueron pobladas por rusos durante el siglo XX, aunque desde el siglo XVI estas tierras ya estaban ocupadas por cosacos de origen ruso. Desde finales de 2013 se libra un pulso armado por el control de esta región, entre el gobierno de Kiev y los separatistas prorrusos apoyados por la potencia. En 2014 se firmaron acuerdos entre los principales actores, Los cuerdos de Minsk, pero estos se han incumplido, por lo tanto, la guerra entre estas facciones se ha mantenido y los separatistas son los que controlan esta zona.
Los países aliados en la OTAN, apoyaron la llegada al poder del presidente Zelenski quien solicitó la inclusión de su país a la organización, aunque esta posibilidad aún no se ha concretado, si está sobre la mesa y genera un interés de alto valor para EEUU y sus aliados para, en primer lugar, aumentar la presencia de tropas en suelo ucraniano. Esta situación aceleró la decisión de Moscú de apoyo a la región separatista, con soporte militar, ayuda logística y económica para sus aliados. Putin basa su accionar en tres líneas de interés: La primera, la amenaza que significa la OTAN en el patio de su vecino con el peligro para un crecimiento de enclaves militares de occidente en este país. Segundo, el discurso para la libre voluntad de autonomía de esta región y tercero, el corredor natural geográfico que quedaría entre Moscú y Crimea que es parte de su territorio desde 2014.
Los socios occidentales amparados en la OTAN caminan torpemente en pos de ampliar sus fronteras y áreas de influencia política y económica, la ambición de controlar el globo es evidente, lo que si deben tener presente es que las luchas en esta región nunca han sido positivas para ellos, además Moscú puede cerrar la llave del gas y condenar a Europa a una temporada de congelamiento.
El gran oso siberiano abre sus brazos, abraza y aprieta no muy gentilmente, da razones de seguridad nacional para los recaudos en esa región separatista, pero pone en vilo la estabilidad no solo de ese territorio, sino del mundo.
Habrá que esperar, tener esperanza, es un juego peligroso y estratégico en el cual ninguno de los dos bloques querrá equivocarse.