DE LOS CONSEJOS DE LAS CAR Y SU NOMINACION.

Por: Epifanio Marín Ríos – www.latardedelotun.com

_____  Tal vez uno de los grandes errores en quienes fungen hoy como los más pulcros y libres de pecado, parte del desconocimiento acerca de la manera como se eligen los representantes del gobierno nacional en los diferentes organismos, donde este tiene asiento.  De hecho, esto se ve claramente manifiesto en la solicitud que hacen el representante de la Alianza Verde Christian Avendaño y algunos concejales de Bucaramanga, a quienes es importante contarles que el representante del Ministerio debe ser un servidor público adscrito a dicha cartera y por tanto, no es posible atender sus pretensiones de que esta sea elegida mediante convocatoria pública.

De otra parte, si el interés es incidir en la conformación de los Consejos Directivos de las Corporaciones Autónomas, pues el ejercicio está servido para que lo hagan en el ámbito regional y/o local, pues es ahí donde se desarrolla la elección de los representantes de la sociedad, como son las ONGs, las etnias e incluso del sector privado.

De manera complementaria, los colectivos sociales deberían, además, focalizar su labor en ejercer también veeduría clara acerca del papel que juegan los representantes de las entidades territoriales como parte de los Consejos Directivos y las Asambleas Corporativas.

Por lo demás, con todo respeto, considero que el lenguaje que se maneja acerca de los nidos de corrupción, son expresiones que desdicen, en muchas ocasiones, de una realidad que está lejos de ser corroborada mientras no sea claro el papel que cada uno de los miembros de los Consejos Directivos juegue como protagonista de un futuro que nos compete a toda la sociedad, al estar en juego la sostenibilidad ambiental como asunto de seguridad nacional.

Lo anterior lo digo con conocimiento de causa, pues al haber sido funcionario de una Corporación, durante muchos años, reconozco la ardua labor que desde esas instancias se desarrolla, que han permitido ciertos niveles de tranquilidad para asegurar la oferta de servicios ecosistémicos, sin que esto se interprete como un pretexto para tapar posibles focos de corrupción, que no sólo pueden endilgarse a dichas instituciones, al ser este un fenómeno cotidiano que aqueja a todo el aparato estatal.

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