
Enrique Jardiel Poncela 1901 – 1952 – www.latardedelotun.com
_____ La trama de este libro es la visita de Dios a la Tierra, en su desarrollo aparecen de inmediato dos territorios claramente diferenciados: el divino y el humano, de cuya contraposición surgirá el contraste – y en consecuencia- el humor, a través de efectos cómicos tan rotundos y brillantes como el violento enfrentamiento entre Dios y los hombres, o la grotesca cotidianidad del Ser Supremo.
Jardiel Poncela ha recreado a Dios a imagen y semejanza del hombre, aunque uno diría que la humanidad entera le cae mal y, en cambio, el Todopoderoso le cae simpático. Así lo señala en la dedicatoria a esta, su cuarta y última novela larga, publicada por primera vez en 1932. Propaganda «beata» según algunos (era el momento de la República), le serviría al franquismo para censurar al autor y a la Iglesia para prohibir su entierro en sagrado. Discrepancias que, desde luego, condicen la grandeza de esta novela, según muchos la mejor de Jardiel. En ella, Dios visita la Tierra unos días, pero la tournée acaba en desastre. Hasta los milagros le saldrán mal. A quien ya conozca el humor de Jardiel y a quien se haya reído con la gracia involuntaria de ciertas religiones; a quien en secreto o abiertamente necesite a Dios; al que descrea; al agnóstico que ame la literatura y a quien no lea. A todos ellos quizá les guste esta novela. Seguro que a los demás también.
Jardiel no era ateo, sino agnóstico. Se deja claro que no creía en los «cuentos de viejas» que constituyen, en suma, el desarrollo práctico de cualquier religión, aunque conviene apuntar que en sus últimos días debió de experimentar problemas para cruzar las calles, porque, cuando se le diagnosticó el cáncer de laringe que lo llevó a la tumba, se obsesionó por encomendarse a la Virgen del Pilar para recuperar su salud. (Él era madrileño, pero hijo de zaragozano.) Naturalmente, su argumento de que debe de existir algún dios porque en caso contrario uno no tendría a quién encomendarse tiene una respuesta obvia: uno no encuentra comida en la nevera sólo porque tenga hambre.
Jardiel Poncela, Enrique. Madrid, 15. X.1901 – 18.II.1952. Comediógrafo, novelista y periodista, renovador de la literatura humorística española contemporánea.
Francisco Díaz de Castro -https://dbe.rah.es/biografias/13241/enrique-jardiel-poncela
Hijo de un periodista, Enrique Jardiel Agustín, y de una pintora, Marcelina Poncela Hontoria, fue el menor de cuatro hermanos: Angelina y Rosario, y Aurora, a la que no llegó a conocer. Sus primeros estudios los realizó en la Institución Libre de Enseñanza entre 1905 y 1907 y en la Sociedad Francesa entre 1908 y 1911. Cursó el bachillerato en las Escuelas Pías de San Antón y más tarde ingresó en el instituto de San Isidro para preparar el ingreso a la Facultad de Filosofía y Letras, aunque pronto abandonó los estudios para dedicarse a escribir, en lo que influyó la crisis provocada por la muerte de su madre en 1917.
En 1916 conoció a Serafín Adame Martínez y, en colaboración, compusieron la primera obra de una larga nómina: una pieza cómica en prosa y en dos actos titulada Dádivas quebrantan peñas. La relación con Adame se prolongó hasta 1926: un fructífero período de diez años en el que escribieron al alimón numerosas obras de muy diverso género: dramas, comedias, farsas, zarzuelas, operetas, entremeses o monólogos.
Desde 1919 escribió en Los Lunes de “El Imparcial”, La Nueva Humanidad, La Correspondencia de España y La Acción y colaboró con José Simón Valdivieso y con José López Rubio. En 1922, vio la luz sin éxito alguno su primera novela, El plano astral, y en 1923 se iniciaron sus colaboraciones en las revistas cómicas Buen Humor, Sileno y Gutiérrez, así como en el semanario ilustrado Mundo Gráfico y en los diarios El Sol y La Voz, y fundó, con José López Rubio y Antonio Barbero, la revista infantil Chiquilín. A partir de 1926, cortó su colaboración con Adame y asistió a las tertulias del café Pombo presididas por Ramón Gómez de la Serna. Desde entonces, Jardiel redujo su actividad periodística y se convirtió en asiduo de los cafés madrileños, donde trabajó infatigable, entre ellos el Universal, el Gijón, la Granja del Henar —donde se reunían Unamuno o Valle-Inclán—, o el café Lisboa, que acogía la tertulia de Benavente. También en 1926 conoció a Josefina Peñalver, con la que vivió hasta 1928 y que dio a luz, el 20 de diciembre de 1927, a su hija Evangelina. Más tarde, en 1931, conoció a Carmen Sánchez Labajos, que fue su compañera el resto de su vida y con la que tuvo a su segunda hija, Mari Luz.
El 28 de mayo de 1927 se estrenó en el teatro Lara de Madrid la comedia que le proporcionó su primer éxito: Una noche de primavera sin sueño. Publicó la recopilación de cuentos y artículos Pirulís de La Habana y realizó el guion cinematográfico de la obra de Carlos Arniches, Es mi hombre. Entre 1928 y 1932 el editor José Ruiz-Castillo publicó con éxito las cuatro novelas más importantes de Jardiel: Amor se escribe sin hache (1928), ¡Espérame en Siberia, vida mía! (1929), Pero… ¿hubo alguna vez once mil vírgenes? (1931) y La “tournée” de Dios (1932). La tercera de estas novelas le proporcionó al autor el asunto de una versión teatral que tituló Usted tiene ojos de mujer fatal, y estrenó en Valencia en 1932. Desde aquí, y tras una gira por España, llegó a Madrid y fue representada en cinco teatros: Cervantes, español, Benavente, Chueca y Maravillas.
En septiembre de 1932 y hasta mayo de 1933 Enrique Jardiel realizó su primer viaje a Hollywood, donde coincidió con José López Rubio y Edgar Neville, para incorporarse al departamento de producción en castellano de la compañía cinematográfica Fox como adaptador de doblaje y guionista. Esta experiencia le resultó decisiva para la concepción dramatúrgica y temática de algunas obras posteriores, como El amor sólo dura 2.000 metros o Eloísa está debajo de un almendro. A su regreso reestrenó en Madrid Usted tiene ojos de mujer fatal y escribió el guión para la película Se ha fugado un preso, que dirigió Benito Perojo. En septiembre viajó a París para encargarse del texto de la sonorización de una serie de películas cortas de humor producidas entre 1903 y 1908: se publicaron dichos textos con el título de Celuloides rancios. En 1934 publicó el tomo I de su producción teatral, Tres comedias con un solo ensayo, que contiene Una noche de primavera sin sueño, El cadáver del señor García, Margarita, Armando y su padre y un Ensayo sobre Teatro seguido de la Historia de las tres comedias. El 2 de marzo de ese año se estrenó Angelina o el honor de un brigadier en el madrileño teatro María Isabel (nombre durante la República del Infanta Isabel), con éxito rotundo de crítica y de público.
En julio, y hasta abril del año siguiente, volvió a Hollywood, donde coincidió con Gregorio Martínez Sierra y Catalina Bárcena, y realizó el guión para la versión cinematográfica de Angelina o el honor de un brigadier. A su regreso a Madrid en 1935, dos estrenos renovaron el éxito de Jardiel: Un adulterio decente, en el María Isabel el 2 de mayo y, en diciembre, Las cinco advertencias de Satanás en el teatro de la Comedia. El 2 de mayo de 1936 se puso en cartel Morirse es un error. El título reemplazó al original de la farsa, que más tarde acabó prevaleciendo: Cuatro corazones con freno y marcha atrás. Al estallar la Guerra Civil, la amistad de Jardiel con Antonio Primo de Rivera y con otros falangistas originó que fuese detenido por unos días. Realizó también las adaptaciones, en Barcelona, de Usted tiene ojos de mujer fatal y Las cinco advertencias de Satanás. La vida del dramaturgo se desenvolvió entre Madrid, Valencia y Barcelona, hasta que en 1937 salió de la zona republicana con dirección a Marsella y, desde allí, partió hacia Buenos Aires gracias a un falso contrato de trabajo con la compañía de Lola Membrives. Antes de su marcha, se publicó en Barcelona el libro de aforismos y poemas Máximas mínimas. Ya en Buenos Aires estrenó Angelina o el honor de un brigadier y Usted tiene ojos de mujer fatal, colaboró en un programa radiofónico y preparó la adaptación al cine de Margarita, Armando y su padre, película que un poco más tarde fue premiada en la Bienal de Venecia. En 1938 regresó a España por Lisboa, para instalarse hasta el final de la guerra en San Sebastián, donde continuó escribiendo intensamente y realizando una serie de películas cortas, los Celuloides cómicos.
En abril de 1939, dos días después de terminar la guerra, Jardiel repuso en Madrid Cuatro corazones con freno y marcha atrás y estrenó en el Infanta Isabel el 16 de junio la opereta Carlo Monte en Montecarlo, con música de Jacinto Guerrero: el éxito de esta obra lo evidencian sus más de cien representaciones seguidas. El 21 de octubre del mismo año se estrenó la comedia Un marido de ida y vuelta, que pocos días antes había presentado en Barcelona con el título de Lo que le ocurrió a Pepe después de muerto. Y realizó la película Mauricio, o una víctima del vicio. El 24 de mayo de 1940 estrenó en el teatro de la Comedia uno de sus mayores éxitos: Eloísa está debajo de un almendro, obra que en 1943, bajo la dirección de Rafael Gil, supuso además otro gran éxito cinematográfico. Jardiel se convirtió en empresario teatral, creó su propia compañía y realizó diversas giras: obtuvo un importante éxito de público y, desde luego, también económico. Tras el fracaso, el 22 de enero de 1941, de El amor sólo dura 2.000 metros, el 25 de abril estrenó Los ladrones somos gente honrada, que se fue a convertir en una de sus obras más populares y fue llevada al cine por Ignacio F. Iquino al año siguiente. Los éxitos se sucedieron: Madre (el drama padre), Es peligroso asomarse al exterior, Las siete vidas del gato —titulada luego Los habitantes de la casa deshabitada—, Blanca por fuera y rosa por dentro, A las seis, en la esquina del bulevar.
Durante ese tiempo dio conferencias, publicó narraciones en revistas y el libro Exceso de equipaje. En febrero de 1944, viajó a Buenos Aires y Montevideo con su compañía teatral. Allí recibió la noticia de la muerte de su padre, y los exiliados españoles boicotearon sus representaciones: el resultado fue el fracaso económico y el principio de una profunda depresión, agravada por un desengaño sentimental. De vuelta en Madrid, el 16 de marzo de 1945 se estrenó en el Infanta Isabel una nueva comedia, que supuso para Jardiel que el éxito se restableciera momentáneamente: Tú y yo somos tres. Estrenó también El pañuelo de la Dama Errante, el 5 de octubre, y El amor del gato y del perro, así como la película de Alejandro Ulloa sobre Es peligroso asomarse al exterior. En 1946 el estreno en el teatro de la Zarzuela de Agua, aceite y gasolina provocó una gran confrontación entre los partidarios y los detractores del autor. Ya en octubre, el Consejo Superior del Teatro le concedió el Premio Jacinto Benavente a la mejor comedia del año por El sexo débil ha hecho gimnasia, estrenada el 4 y el 10 de octubre en Madrid y Barcelona respectivamente.
En 1947 se creó la “Peña Los Jardielistas” en la cervecería La Tropical, donde Jardiel no llegó a asistir, cada vez más deteriorada su salud. El estreno de Como mejor están las rubias es con patatas acarreó al autor un sonado abucheo del público. El fracaso se repitió el 21 de enero de 1949 con el estreno de su última obra: Los tigres escondidos en la alcoba. Sumido en una profunda crisis anímica y padeciendo un cáncer de laringe, Enrique Jardiel Poncela murió en Madrid el 18 de febrero de 1952.