
Por: Leonardo Franco Arenas – www.latardedelotun.com
_______ De manera intempestiva la aerolínea cesó operaciones el lunes 27 de febrero de este año, causando grandes perjuicios a los pasajeros y ocasionando serios traumatismos en la operación aérea de los principales aeropuertos de Colombia.
VIVA Air es una aerolínea de bajo costo (low cost) en Colombia. Fue fundada en septiembre de 2009 en Medellín bajo el nombre de Fast Colombia S.A.S, inició operaciones el 25 de mayo de 2012. Desde hace algo más de un año los representantes de la empresa habían hecho declaraciones sobre la inviabilidad económica y las graves dificultades por las que atravesaba.
VIVA Air pudo a través de la estrategia low cost arañar una parte importante del mercado aéreo nacional (25%) en las principales y más comerciales rutas nacionales, esto le sirvió como plataforma de despegue a una incipiente expansión en trayectos internacionales. La pandemia y los altos costos operativos hicieron inviable la estrategia comercial y se vieron abocados a buscar alianzas, entre ellas surgió la de Avianca (AVA), que puso sobre la mesa un ambicioso proyecto para una fusión. Hasta ahí pensaríamos que todo iba muy bien, pero, el objetivo final de la empresa de capital británico (AVA) sería monopolizar el mercado aeronáutico del país como lo ha hecho históricamente mediante diferentes figuras comerciales, para absorber y desaparecer la competencia, SAM, ACES etc. Todo parecía salir a pedir de boca para las partes en el gobierno anterior (Duque, su hermana era vice presidenta de la empresa), lo daban como un hecho, tanto que AVA declaró en abril de 2022 la fusión de las dos empresas, “solo faltan ajustes finales”, se les olvidó que no puede haber en una operación de integración sin la previa autorización de la Aerocivil. Cuando esto sucedió se posesionó el nuevo gobierno, dando al traste con el negocio ya casi resuelto entre las aerolíneas. La Aerocivil de manera seria estudió todo el proceso y no extendió la autorización por diferentes razones entre ellas el control que ejercería AVA sobre el mercado aeronáutico, sería el jugador que impondría las reglas en beneficio propio, control de tarifas etc. Para tener en cuenta, hay otras empresas interesadas en comprar la aerolínea, Jet Smart y Latam, pero AVA se ha atravesado.
Lo anterior desemboca en un hecho grave por parte de VIVA Air, de manera intempestiva, sin dar información previa a las autoridades y menos a los usuarios, cancela sus operaciones en un 100%, con el agravante comprobado que vendieron tiquetes hasta el mismo momento en que desaparecieron del mercado, obrando de mala fe, podría decirse que estafando a los compradores de buena fe. Ahora hay casi un millón de trayectos comprados y la aerolínea no responde, lo peor es que culpa de este descalabro a la Aerocivil. Todo esto parece ser parte de una estrategia de AVA y VIVA Air para presionar desde el caos en el servicio, al gobierno para dar el visto bueno a la fusión.
Los perjudicados directamente son muchos, ejecutivos, estudiantes, familias, turistas nacionales y extranjeros, agencias de viajes y toda la cadena productiva del turismo en los diferentes destinos. Afortunadamente el gobierno nacional salió inmediatamente a enfrentar este episodio desde diferentes puntos, para paliar la situación de la mejor y más rápida manera.
El interés de AVA no es ayudar los pasajeros perjudicados, es presentarse como buen samaritano y presionar una pronta y positiva respuesta para ellos, quien debe pagar por la devolución de los dineros y los perjuicios causados es la aerolínea VIVA Air.
Debe el gobierno proyectar una política de cielos abiertos, de libre competencia para terminar con este tipo de exabruptos.