
Por Leonardo Franco Arenas / www.latardedelotun.com_______
Leyendo el escrito del ex embajador en Washington de los primeros años del gobierno del presidente Santos, Gabriel Silva Luján publicada en CAMBIO, algunos actores de este hecho quedan expuestos por su cotidiano comportamiento (sus reales carnitas y huesitos), el papel del Estado y sobre todo, el proverbial empeño de Uribe y Duque de manipular todo suceso para encubrir sus nones sanctas actuaciones como gobernantes.
Veamos: Sí, pero, no, es la primera impresión que da este escrito, afirma Silva Luján, “el expresidente Uribe se benefició de una gestión diplomática que se hizo para que no tuviera que comparecer ante las cortes de muchos estados de la Unión Americana” entonces, el ex presidente Santos si dio la orden a su subalterno de hacer todo lo posible a nombre del Estado colombiano para que como ex presidente de Colombia, Uribe no pudiera juzgado en el exterior, eso queda claro.
También queda en evidencia la ferocidad y pugnacidad de Uribe y Duque lo reitera Silva Luján, agregaría de mi cosecha, el afán de los dos ex presidentes de ocultar y manipular a su antojo cualquier hecho en el cual estén involucrados.
En este escrito el ex embajador recuerda un hecho que causó algo de estupor para la mayoría de los colombianos en su momento, “el propio Santos experimentó esa situación cuando siendo ministro de defensa se realizó el bombardeo al campamento de Raúl Reyes en Ecuador. El juez primero de lo penal de la provincia de Sucumbíos, Daniel Méndez, solicitó la captura” Uribe como su superior en lo administrativo y como jefe supremo de las fuerzas militares declaró “el gobierno de Colombia no permitirá que toquen al ministro Santos”.
Tiempo después, le tocó a Santos devolver el favor cuando se enteraron del intento de expedirle una citación para forzar a Uribe a comparecer como testigo en un caso que aparentemente tenía que ver con el asesinato de varios sindicalistas que trabajaban para la Drummond, dio las indicaciones a su embajador para que hiciera lo debido en las altas esferas políticas de ese país. Quedaron en paz, solidaridad en y con el poder. Mano lava mano (en el decálogo de las prácticas políticas en Colombia).
Uribe y Duque tuercen estas versiones y afirman que fue gracias a labor de un prestigioso abogado, cuando parece ser que quien hizo la gestión, fue el gobierno nacional. Queda en el aire algo muy grave en la parte final del escrito, “El expresidente me dijo que no tenía interés y que él ya tenía el tema de los abogados resuelto con la Drummond”. Hay que recordar que la vinculación a este proceso judicial en EE UU era precisamente con esta empresa minera.
Las doctrinas jurídicas de inmunidad extraterritorial para los ex mandatarios, es lo que les permite obrar impunemente y no tener castigos ejemplares, con la justicia en Colombia han estado blindados, exentos de toda responsabilidad ante cualquier hecho.
Les comparto el enlace de la columna en CAMBIO.