
Por: Leonardo Franco Arenas / www.latardedelotun.com_______

Lo primero que hay que señalar es que aún Lucho Herrera no es culpable, la justicia no ha demostrado que lo sea y a estas alturas es apenas una vinculación de la fiscalía a una investigación en donde es señalado de ser el presunto determinador de la desaparición y asesinato de 4 campesinos vecinos suyos, en el área rural del municipio de Fusagasugá. Por tanto la sola noticia de por sí es muy grave, una gloria del deporte nacional involucrado en un hecho delincuencial de características macabras en el cual, dos ex paramilitares lo acusan de haber conspirado con ellos en 2002 para llevar a cabo esta acción.
Es de resaltar que Herrera fue el primer ciclista latinoamericano en destacarse en el ámbito mundial por sus victorias en el tour, el Giro y ser campeón de la vuelta a España en 1987, desde esa época arrancó lo que se conoció como la conquista de Europa por parte de los escarabajos colombianos, Lucho se convirtió en un ídolo para esa Colombia sencilla.
El deporte nacional no ha estado exento de relaciones con personajes al margen de la ley, dando como resultado futbolistas encarcelados y extraditados, pedalistas asesinados en extrañas circunstancias en décadas pasadas. Hace varios años se escucharon rumores sobre esquemas de narcotráfico ligados a equipos deportivos, ciclismo, futbol, automovilismo entre otros, que aprovechaban los desplazamientos a EE UU y Europa para “coronar sus vueltas”. No podemos olvidar el equipo Ossito de Roberto Escobar, patrocinado por su hermano menor o los motores y chasises de carros rellenos de polvo que iban a competir en Florida (Daytona, Sebring Miami y Orlando).
La mayoría de los deportistas nacionales provienen de entornos humildes, acompañados del hambre y de muchas carencias, algunos a base de esfuerzo, dedicación y sacrificio, se convierten en referentes para la nación y quienes con sus victorias aseguran su futuro, en este tránsito algunos pierden la cabeza, mal aconsejados, por codicia, por malas experiencias o porque el dinero se les sube a la cabeza debido a su débil estructura mental y social que marcan experiencias negativas y malos comportamientos en estos individuos.
Es el caso de algunos deportista y ex deportistas actuales quienes han olvidado de dónde vienen, cuáles son sus raíces; ahora denigran de ese pasado porque según ellos, se volvieron gente de bien. La codicia no es una buena consejera, lleva a la persona a querer acumular más y más riquezas, poder y éxito, sin importar las consecuencias.
En Colombia tenemos muchos ídolos valiosos, pero también hay algunos con pies de barro que solo piensan en su beneficio personal, olvidándose de los demás. Ya los tenemos identificados.