
Por: Leonardo Franco Arenas / www.latardedelotun.com _________
Nunca se imaginó el presidente francés que un gobernante de una siempre considerada “República bananera”, lo encarara en un debate. Esto sucedió durante la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, celebrada en Sevilla, España. El primer mandatario de los colombianos criticó la desigualdad global, tomando como ejemplo el acceso a medicamentos y vacunas durante la pandemia del coronavirus, también hizo énfasis, en que los temas centrales que actualmente se abordan en este tipo de conferencias internacionales, son: la migración, con los discursos anti migrantes, estos, liderados por EEUU y la mayoría de los países europeos. De igual manera, apuntó, que los muertos siempre los ponen los humanos que habitan el sur y destacó que temas como el calentamiento global, hoy no se discuten en estos foros.
Petro, ocupando el lugar que se ha ganado como líder mundial, hablo con firmeza y de frente de temas que antes parecían vedados para presidentes latinoamericanos, quienes tradicionalmente se conformaban con asistir invitados, posar para las fotos y asistir a las galas con fracs que llegaban a las tetillas o a llevar “saludes” del patrón. Esos eran sus objetivos, aunque se me olvidaba, que siempre llevaban en la maleta la ponchera para pedir dinero como pordioseros; cabe indicar que la mayoría de esas limosnas iban directamente a sus arcas. El respeto que se tiene internacionalmente por el primer mandatario de los colombianos es evidente y ha sido expresado por los principales líderes mundiales.
Macron se vio incómodo e inmediatamente ripostó con esta frase “No simplifiquemos la realidad de nuestra vida política. Por favor, lo ruego” negando que el tema de la migración sea la prioridad en la agenda de estas reuniones, como principal problema de estos países. Petro lo puso en contexto, dejándolo expuesto, así como a los demás mandatarios de los naciones desarrolladas, por su responsabilidad en temas cruciales.
Los medios colombianos de manera obtusa, han pretendido mostrar lo contrario, estableciendo que nuestro presidente debe volver a las viejas prácticas de vasallo de los gobernantes anteriores. Además han criticado de manera ridícula, poniendo en el centro de la polémica, la forma de vestir del presidente y su “casi” error respecto al “protocolo real” con Leticia “la reina”. Hacen el ridículo de manera evidente; no tienen nada más de qué hablar.