
Por: Luis Eduardo Celis – Tomado de revista Cambio Colombia / www.latardedelotun.com ________
El pasado 28 de julio, al salir de la audiencia en la que la juez Sandra Heredia declaró culpable a Álvaro Uribe Vélez, Iván Cepeda presentó un mensaje al país en el que dijo: “sin triunfalismo ni arrogancia, convocamos al conjunto de fuerzas políticas, económicas y sociales del país a una reflexión de fondo: es necesario concertar una instancia ética de la verdad, en la que se reconozca la responsabilidad de quienes han dirigido el Estado, se pida perdón oficialmente a las víctimas, se las repare y se selle la reconciliación de nuestra Nación. Si el hoy condenado expresidente Uribe muestra voluntad de hacerlo, nosotros también estamos dispuestos a recorrer ese camino por el futuro del país”.
En este mensaje se expresa el talante de Iván: firmeza en unas convicciones que han animado su vida y el talante de hombre dispuesto siempre al diálogo y la concertación sobre principios.
El 14 de septiembre de 1977, a los quince años, Iván participó de la protesta del Paro Cívico convocado por las centrales sindicales, vivía en Kennedy y ya era militante de la Juventud Comunista.
De su madre, Yira Castro Chadid, y de su padre, Manuel Cepeda Vargas, heredó el carácter de llevar la vida bajo la guía de convicciones y firmes compromisos.
Iván ha vivido de manera intensa la Colombia de las luchas por el cambio y ha sufrido los rigores de las duras violencias que les arrebató a él y a su hermana María, a su Padre Manuel Cepeda Vargas, un 9 de agosto de 1994, cuando en un plan criminal con participación directa de agentes estatales, el senador por la Unión Patriótica y el Partido Comunista Colombiano fue asesinado a pocas cuadras de su apartamento en la localidad de Kennedy.
Ante el cuerpo de su padre, Iván juro que ese crimen no quedaría en la impunidad y, con paciencia, persistencia y mucho valor, junto a abogados y personas del mundo de los derechos humanos, del sistema judicial y muchas y muchos amigos de la vida, logró establecer quiénes fueron los responsables intelectuales y materiales de este magnicidio y se empeñó en que fueran juzgados y en no permitir un hecho más de impunidad.
Iván se presentó ante el país con un mensaje sereno y firme, cuando los jefes paramilitares, con arrogancia y cinismo, fueron al Congreso de la República con un discurso de héroes y salvadores. Allí, de manera silenciosa, Iván, levantó la fotografía de su padre para decirle a Colombia que faltaba verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.
En los últimos veinte años, Iván ha sido destacado líder del movimiento social y político que seguimos trabajando por una Colombia en paz y con democracia de calidad.
Este viernes 1 de agosto, la juez Sandra Heredia, dictó la sentencia de primera instancia ante delitos en que ha incurrido Álvaro Uribe Vélez.
Ahora seguirá esta larga travesía para que logremos una Colombia en paz y reconciliada, sobre la base de que quienes tengan deudas en estas largas violencias las asuman y respondan por ellas.
Colombia vive una intensa lucha social, política y cultural y allí contamos con el liderazgo firme y sereno de Iván Cepeda Castro.
Espero que los astros se alineen e Iván compita por la presidencia de la República. Requerimos de su voz y fuerza ante los duros retos en que está inmersa Colombia