
Redacción – www.latardedelotun.com
_____ Carlos Alberto Maya López se desempeñó como secretario de hacienda en el anterior gobierno, el de su familiar Juan Pablo Gallo Maya; desde allí fue catapultado para ser el candidato oficial del liberalismo en coalición con el partido Conservador, Colombia Renaciente y una parte del partido de la U y Cambio Radical a la alcaldía de Pereira. Tuvo una importante trayectoria en el sector privado y miembro de diferentes juntas directivas en el sector público antes de posesionarse como alcalde de la ciudad. Su formación y experiencia eran carta de presentación para lograr la continuidad de ese nuevo aire de buena administración pública del anterior gobierno luego de varias experiencias funestas.
Logró su cometido, fue elegido y en la dinámica de gobierno en los primeros 100 días demostró que si se podía.
Con la aparición del Covid-19 logró el respaldo de la mayoría de sus conciudadanos por el manejo dado inicialmente a la pandemia, llegando a tener un elevado puntaje en la percepción pública de los mejores alcaldes del país; tomó decisiones en contra vía de las directrices del gobierno nacional y en la práctica salió triunfante. Eran días de luna de miel con los pereiranos quienes aplaudíamos su plan de acción.
¿Qué pasó? La imagen comenzó a desdibujarse por las investigaciones adelantadas y la nulidad de su elección por el Tribunal de lo Contencioso Administrativo de Risaralda, por una demanda en la cual era relacionado con la creación y utilización de la aplicación ‘Kontacto’; de esa salió un poco maltrecho, pero aún sus conciudadanos lo respaldaban; a partir de ese momento salió a flote su aislamiento y arrogancia, la sordera ante las quejas y solicitudes de la ciudadanía.
En los últimos meses la percepción que se tiene del alcalde es que está más pendiente de asuntos personales y del devenir político que de la ciudad, ha cometido errores que para un ciudadano de a pie no tienen importancia, pero, para él como primera autoridad de la ciudad son delicados por la credibilidad.
Cometió un error monumental en la estrategia para manejar las protestas en su ciudad, primero, se demoró en tomar el liderazgo, luego, declarar que iba a instalar un frente común entre la policía, los gremios, empresas privadas de seguridad y la población civil para retomar el orden de la ciudad, esto no solo es grave si no peligroso como quedó demostrado la noche del 5 de mayo, ahora desde muchos frentes, contradictores, amigos y gente del común lo señalan como uno de los posibles culpables de esta situación. Y no salió a tiempo a aclarar que realmente había querido decir en su alocución y pecó, se equivocó de cabo a rabo.
Hoy en la mañana el alcalde salió al aire en una emisora de alta sintonía nacional y sus respuestas no fueron satisfactorias, al contrario, se le escuchó desenfocado y dubitativo. Las explicaciones que dio dejaron muchas dudas al referir y sostenerse en esa medida exagerada y de alto riesgo. De manera reiterativa pretendió salvar su responsabilidad con la excusa que la policía no tiene la capacidad para controlar la situación. Terminó su intervención pidiendo a Dios sabiduría y ofreciendo excusas a la ciudadanía.
Señor alcalde, analice a fondo esta medida, gobierne, usted al comienzo lo estaba haciendo bien, no se escude en culpas de otros, recuerde que usted es el jefe de policía, establezca mesas de concertación, de diálogo, no permita que estos espacios sean copados por quienes no deben estar allí. Recuerde su slogan de campaña, Maya es más.