Las personas de bien y los buenos somos más. ¡Que entre el diablo y escoja!

Por: Leonardo Franco Arenas – www.latardedelotun.com

____ “Las personas de bien de Cali se organizan y evitan el paso de los indígenas, donde la pregunta es: “por qué ellos sí y las personas de bien no podemos transitar?” Copiado de un comentario en Facebook.

“Los buenos somos más” es otra de las frases que, si bien la hemos venido escuchando desde hace mucho tiempo, se hace más recurrente la utilización en esta época de crisis social.

Pongámoslas en contexto, porque, si bien es cierto que el objetivo de ambas es de evidenciar que el ser humano en general, con buenas intenciones y de buen corazón son muchos más, cuando se utiliza con este sesgo político y anti – social, no solamente cae en la estigmatización a una fracción de la población, si no que es francamente discriminatoria en su intencionalidad.

Se apartan estas dos frases del fin primordial con que han sido construidas, resaltar por número la cantidad de seres humanos que actúan de manera limpia, justa y bajo los preceptos de la ley, para marginar y segregar en este caso a la mayoría de personas, por su concepción y pensamiento político, raza, condición social etc.

Ahora bien, se hace odiosa la utilización que generalmente hace un sector de la población, no quiero hablar de estratos o de clases sociales, dejémoslo en segmento poblacional, a cerca de quienes piensan o actúan de manera diferente, (protestando), a los intereses de una elite, que gobierna, dirige o simplemente se lucra de erario, de las condiciones económicas o fiscales favorables para unos pocos, de las actuaciones al filo de la ley (dentro o al margen), en una economía emergente que ha sido condicionada en beneficio de algunos actores de determinados sectores de la sociedad que solo perciben sus magros ingresos con celo y violencia, pretendiendo pertenecer a una clase social de la cual están distantes.

De las personas de bien líbranos señor, dice el adagio, de que los buenos somos más, alejémonos de eso; cada uno de nosotros se ve así, ¿cómo nos perciben los demás?

La extrema derecha se ha apropiado de símbolos y no podemos permitirlo, ahora el color blanco, del color simbólico de la paz pretenden adueñarse como sucedió con el sombreo aguadeño, el poncho y el carriel, hoy día se ve a alguien con estos e inconscientemente tenemos una nefasta lectura. Que no suceda lo mismo con el blanco, es el color de la paz y no un distintivo paraco.

¡Ni buenos, ni de bien, sabemos quienes son y lo que pretenden con la ciudadanía inerme! ¡Que entre el diablo y escoja!

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