
Ética y moral vs salud pública.
Respetuosos de la decisión de la Corte Constitucional de despenalizar el aborto, declarando inexequible el artículo 122 del código penal, acogiendo la petición para que el aborto sea legal hasta la semana 24 de gestación, a partir de este tiempo, solo será legal por malformación del feto, peligro de vida de la madre y violación. Aportamos al debate,
Lo anterior ha generado una amplia discusión de quienes defienden la medida como un derecho inalienable de la mujer a decidir sobre su cuerpo y otros que argumentan la inconveniencia por motivos éticos, morales y hasta religiosos, la polémica está servida y en estos momentos ocupa el primer lugar de atención en medios de comunicación y redes sociales.
Desde una orilla se celebra efusivamente, argumentan que de esta manera se están salvando muchas vidas de mujeres sobre todo de estratos bajos que carecen de educación sexual adecuada, protección con métodos anticonceptivos y un hay alto índice de muertes, al quedar embarazadas recurren a clínicas clandestinas de garajes en los barrios para “salir del problema” En algunos casos el embarazo puede considerarse como una agresión injusta sobre la salud física o mental de la madre concluyen algunos, con todo lo anterior se reconoce como un derecho a la autodeterminación de la mujer a decidir, no se discute.
Otras voces se levantan protestando por esta decisión, la postura con respecto a este tema tiene varios enfoques:
La moral en acciones del bien y el mal, el derecho a la vida, la muerte de inocentes, la indefensión del neonato, la protección del derecho a la vida que debe ser un precepto de ley, entre muchas.
La ética nos habla de un conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida en este caso frente al aborto, toda norma jurídica tiene un contenido ético y este varía según sean los valores culturales y religiosos de la sociedad. En este caso, ¿hasta donde se pueden desdeñar algunos de los condicionamientos culturales e históricos de la sociedad colombiana?
La religión y el pecado, el poder argumentativo a través del tiempo de las diferentes doctrinas para direccionar sus feligreses con el dogma del pecado mortal, terminar una vida que es sagrada es una trasgresión a los valores morales del ser humano.
En este país donde muy pocas cosas no se politizan, esta no es la excepción, ya se escuchan voces desde las dos orillas que, de acuerdo a sus intereses de credo político, de comportamiento o de oportunismo, hacen escuchar sus voces destempladas en pro y en contra defendiendo cada uno sus posturas de acuerdo a los intereses electoreros.
Todos tenemos el derecho a opinar, quienes están a favor o en contra, mujeres y hombres, muchos ahora dicen que los hombres no deberían hablar sobre este tema, por ser algo de resorte eminentemente femenino. Yo digo, como es natural el hombre es arte y parte, sin él, el aborto no existiría.
Es un problema grave de salud pública, cientos de mujeres mueren debido a las malas prácticas médicas o las condiciones insalubres del lugar donde acuden a hacerse un aborto clandestino, esto debe ser reglamentado por el Estado como garante de un bien público como la salud y controlar las consecuencias sanitarias del aborto clandestino. El fin de la legalización debe ser la reducción de la mortalidad materna, complicaciones graves en la salud, la reducción del número de abortos totales y niños abandonados.
En lo personal siempre he considerado que la interrupción voluntaria de la gestación debe ser legal, basado en el respeto a la decisión autónoma de las mujeres ante una situación no deseada, con una salvedad, el tiempo, seis meses es demasiado lapso transcurrido desde una gestación indeseada por la razón que ella haya considerado, en mi concepto, el marco de tiempo debe ser mucho menor, máximo cuatro semanas, suficientes para determinar qué va a hacer con su embarazo.
Es una opinión respetuosa a un tema que es visto desde diferentes ángulos, que contiene muchas aristas y levanta mucho escozor sobre todo cuando es el criterio de un hombre.