IMPUESTOS A LAS IGLESIAS.

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______ “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt. 22, 21)

La controversia está servida en un país laico como Colombia, según la Constitución política de 1991 y la sentencia C-350 de 1994  que declara inexequible la consagración del país al ‘sagrado’ corazón de Jesús por la Corte Constitucional, las iglesias cuentan de todas maneras con un tratamiento especial en materia tributaria; la frase citada inicialmente hace referencia a la respuesta puntual a una pregunta capciosa hecha a Jesús en un aparente un dilema farisaico del cual según el cronista, salió airoso. Entre la espada y la pared siempre han estado los gobernantes para tomar una decisión ante una disyuntiva de esa magnitud.

En los actuales momentos el gobierno presenta un proyecto de ley, una “Reforma tributaria por la igualdad y la justicia social” como está citada, allí expone nuevos cambios en materia de impuestos que tienen como objetivo recaudar por lo menos 25 billones de pesos. Esta iniciativa conlleva una serie de ajustes y modificaciones que proceden sobre diferentes sectores, incluyendo a las iglesias (católica, cristianas y todas las demás). En este primer documento se incluye dentro del articulado la tributación de las iglesias del país. Katherine Miranda ha sido abanderada de esta iniciativa al igual que Juan Carlos Lozada que dice: “Estoy plenamente de acuerdo con el impuesto que se le quiere imponer a las iglesias en la reforma tributaria, me parece que esa es una actividad privada que debe tributar como cualquier otra en un estado laico y no confesional, como el Estado colombiano”.

Trasciende o desciende de lo espiritual a lo puramente material, pero en fin de cuentas es una historia de larga data, las exenciones cuasi universales con que cuentan estas jerarquías eclesiásticas por las cuales juegan un papel preponderante en los escenarios políticos (las iglesias cristianas), o en el cabildeo y todopoderosa presencia de la iglesia católica en la mayoría de los estamentos que componen el Estado y la sociedad colombiana. Lo anterior plantea un escenario de enfrentamiento casi feroz para mantener sus prerrogativas históricas. El clero católico ha gozado de privilegios, de un tratamiento distintivo siempre por parte del Estado, ha estado al lado del poder y los poderosos beneficiándose de esta cercanía. Las iglesias cristianas han proliferado en los últimos 30 años llegando a convertirse en deliberadoras sociales y políticas, con un inmenso poder económico que las ha llevado a ocupar lugares preponderantes en el espectro político de la nación.

Quién y de qué manera se controlan los dineros que ingresan a estas congregaciones por diferentes actividades, durante años se ha tratado de meter el diente a este ejercicio ecónomo-espiritual por variadas razones, inquietudes sobre lavado de dinero, enriquecimiento ilícito etc. Las iglesias en general son ruedas sueltas y pretenden sus jerarcas, que las cosas continúen como hasta ahora. Resumiendo, al César lo que es del César, tributos y control, a Dios lo que es de Dios, la responsabilidad y guía espiritual, si la tienen.

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