
Por: Leonardo Franco Arenas / www.latardedelotun.com_______
La temática de esta columna escrita hoy día de los santos inocentes era otra, pero cambié de opinión al leer un post en redes sociales que ameritó escribir sobre algunas personas que pasan de agache en este punto de quiebre de la historia nacional.
No quiere decir que no se pueda tener un criterio contrario al de la realidad actual del país, quien desee estar en la derecha o la izquierda lo haga, es más, en el desdibujado centro al que ahora le han inventado tendencias de acuerdo a las conveniencias de cada jefecito, pregúntele a tantos políticos desteñidos que han hecho el ejercicio más sencillo, ubicarse a la sombra de ese centro de ala ultra derechista, por donde creen pasar de agache.
Estos políticos ubicados en este nicho no son, ni santos ni mucho menos inocentes, no se encuentran solamente en Bogotá, los hay regados por la geografía nacional, especialmente en las principales ciudades capitales, aunque los más operativos que se encargan de los votos se observan en pequeños municipios de la geografía nacional.
Acá en Pereira hay muchos herederos, algunos del poder otrora de sus padres o de los caciques políticos de antaño que han salido del escenario actual por sustracción de materia o por el olvido de sus electores, cuando sus coroneles les dieron el golpe de mando. Apellidos “ilustres” han tratado, algunos con relativo éxito de usufructuar los privilegios de sus familiares y otros más contestatarios se han resguardado a la sombra de dirigentes de vieja data que quieren limpiar su imagen a través del testaferrato ideológico de terceros para del olvido de sus actos.
No son santos porque han hecho parte del sistema corrupto que nos ha gobernado, apoyando o mirando para un lado, tampoco inocentes, la mayoría cargan sus pecados entre veniales y mortales, “saben cómo se hace la política” y lo aplican a destajo, tratando de mimetizarse, cambian la piel de lobo por la de cordero o desde la puesta en escena del reconocido camaleón.
Ni santos ni inocentes aquellos periodistas y opinadores que tratan de desdibujar la verdad a base de falsas narrativas, a distorsionar lo que ha sucedido en Colombia para lavarle la cara a estos astutos politiqueros con su falta de rigor y de no exponer la realidad de lo que diariamente acontece. Buscar réditos en falsas noticias, verdades a medias o manipuladas en beneficio propio o de sus jefes no es excusable, la responsabilidad social con la VERDAD en este momento histórico que vive el país se hace necesaria.
Antes, quienes gobernaban asumían que la Nación estaba constituida de santos e inocentes, el pueblo, y ellos podían cometer cualquier atropello sin que les pasara algo, la justicia los castigara o la gente protestara. Hoy, ellos son los que quieren posar de santos e inocentes cuando sus prontuarios son siniestros y sus pecados mortales, como dice algún rezo católico: De pensamiento, palabra, obra, omisión, etc, etc. ¡los han cometido todos!
Llegó el momento de ser desenmascarados aquellos que pasan disimuladamente posando de defensores de la gente, cuando lo que defienden son sus intereses particulares y los de sus patrocinadores. Es la hora de castigar con el rigor de la ley a aquellos que han cometido todo tipo de delitos en contra de la sociedad colombiana, les llegó la hora porque no son ¡NI SANTOS, NI INOCENTES!.