
Por: Leonardo Franco Arenas – Foto, Infobae. —
Cangrejear, a muchos esta palabra se nos hace familiar, es un verbo transitivo que tiene diferentes usos de acuerdo al ámbito geográfico donde se utilice. En Ecuador y México es la acción de coger cangrejos, bueno pescar o atrapar estos crustáceos. En El Salvador, Guatemala y Nicaragua significa agarrar o tocar las partes íntimas de otra persona. Y en Colombia, se utiliza para dos cosas: Echarse para atrás en una opinión o decisión y la más conocida, regresar con la ex pareja definitivamente o por sexo casual.
En este último caso pienso que es dar un paso atrás, que no se cumplieron las expectativas o el ciclo de esa relación no se cerró; personalmente prefiero encontrar nuevas experiencias en otra pareja que recaer; a veces se presentan tentaciones pero como dicen, lo pasado pisado. En fin, es un tema para otra columna y para que sea abordado por otra persona con más conocimiento de causa.
Quise hacer este preámbulo para significar un poco lo que sucedió el viernes 19 en el país del sagrado corazón, el gobierno en cabeza de Duque cangrejeó, echó para atrás en una decisión (cuarentena) tomada 90 días atrás y que en su momento fue dilatada por la indecisión y el favorecimiento a los grandes empresarios, poniendo por delante el interés económico al interés social y solo cuando algunos alcaldes y gobernadores se rebelaron y tomaron la iniciativa de encerrar a la gente, el reaccionó. Después de tres meses de encierro general con intermitencias críticas y criticadas, “se patrasió o se hizo el güevón” como rezan los dichos populares o simplemente, CANGREJEÓ.
El día sin IVA 2 pecados gigantes. Desde que fue anunciada esta estrategia que según Carrasquilla y Duque (en ese orden) se diseñó para ayudar a los estratos 1, 2, y 3, me pareció y así lo expresé, que era una cortina para ocultar las intenciones del ejecutivo de apretar y acabar de joder a los colombianos de a pie; sin necesidad de un master en economía ni ser un brujo, ni practicar la nigromancia, muchos lo pronosticamos. Este gobierno se especializó en utilizar eufemismos, en mentir y usar vaselina en cantidades industriales con el 90% de la gente, para meterle… golazos.
En segundo lugar y más grave, bastó un solo día, UNO, para arrojar a la caneca lo hecho durante el periodo de cuarentena, ¿qué dicen los voceros del gobierno?, entre ellos el ministro de salud, el ministro de comercio, industria y turismo. Los voceros de los gremios, Cabal de Fenalco entre otros, dicen que esta estrategia fue un éxito, ¿será cierto? Para qué o para quién.
¿Quiénes serán responsables de este tremendo despropósito si después de 15 días como es de esperarse se dispare el número de contagiados?
Desde el mismo día que evidenciamos la salida de madre de este invento comercial, José Manuel Restrepo ministro de comercio, Fernando Ruiz ministro de salud y Duque el presidente, han estado saliendo a los medios y utilizando las redes sociales, para escurrir el bulto y echarle la culpa a los colombianos, que no son disciplinados (que descubrimiento) y desde ya anuncian medidas in extremis, según ellos para controlar los otros 2 días fatídicos que hacen falta: mayor acompañamiento de la fuerza pública, capacitación en comportamiento social, cómo utilizar el tapabocas y el spray con alcohol, el distanciamiento, las compras por internet y además que los compradores se ajuicien y salgan por tandas y bien ordenados, sin estampidas, ni madrugones. Las brillantes estrategias de estos magos a quienes ustedes eligieron, si ustedes.
Para concluir, aquí no pasa nada nunca, los responsables somos todos menos ellos, el costo es insignificante al fin y al cabo los muertos los pone la chusma.
De pronto y no suceda nada, entonces si sabremos que carajos está pasando con la publicitada pandemia..
Como en la película española, Ayer no termina nunca, marco de una cangrejeada, solo porqués, de la separación y el reencuentro. En la de Colombia, cuales son las intenciones.
Una cosa más los cangrejos caminan de lado, no para atrás, pero muy pocos lo saben. En Colombia si sabemos que estamos en un constante déja vu.