
Por: Leonardo Franco Arenas / www.latardedelotun.com ________
En contra de los pronósticos de algunos, amenazas veladas y manipulación de gobernantes y políticos de derecha de Medellín y Antioquía, la manifestación del día 21 de junio en la plazoleta de La Alpujarra, corazón de la administración pública y económica de esa región, fue apoteósica, como lo refirieron algunos asistentes a esta concentración popular: “Ni Uribe en sus mejores tiempos había logrado tener tanto respaldo en un evento como este”, la anterior expresión es muestra de lo acontecido ese sábado en la capital de la Montaña.
Desde la misma finalización del evento y durante las primeras horas del día 22, las redes sociales y los medios tradicionales se inundaron de videos, comentarios, columnas, entre otros, para criticar de manera vehemente la estrategia del gobierno del cambio, que consiste en dialogar para trabajar en pro de lograr una paz urbana con los principales jefes de los combos, delincuencia común y narcotráfico de la ciudad.
¿Con quién pregunto yo, se sienta alguien a buscar la solución de un problema, si no es con el contrario? ¿A quién se debe invitar a la mesa de diálogo para superar un problema de estas características? Para tratar de detener el desangre en las comunas por guerras internas entre grupos irregulares, fronteras invisibles causante de miles de homicidio, tanto de culpables como de inocentes, extorción en todos los niveles, microtráfico y proliferación de ollas. En este punto, cuándo se han adelantado otras estrategias y todas han fallado, hay que ser creativos e ir al núcleo del problema: los jefes, aquellos que manejan los hilos del poder, incluso si están tras las rejas; eso solo es una fachada y eso lo sabe todo el mundo.
La derecha y los defensores a ultranza del hombre de Salgar, sacan el mismo relato, Paloma, Cabal, Holguín y demás seguidores del patrón del Ubérrimo, siempre salen con la misma: “El presidente Uribe pacificó el país, antes se podía ir a la finca”. ¡Pura paja! La tal seguridad democrática fue solo una estrategia mediática y militar para hacer y deshacer sin control alguno, con la excusa de “Vamos a derrotar a los bandidos” y entiéndase bien, los bandidos en esos nefastos gobiernos eran representados por la “FAR”; esa excusa se convirtió en el caballito de batalla de este patán para cometer todo tipo de tropelías.
Hoy, todos estos opinadores, pagados por el capital, políticos de derecha y amigos de los mafiosos de todos los pelambres, salen airadamente y con voz en cuello a vociferar en contra de la estrategia a la que llaman “el pecao mortal”, y de una supuesta alianza de Petro con los bandidos.
El pusilánime mandadero gobernador de Antioquia publica un video en el cual arranca diciendo: “Dime con quién andas y te diré quién eres”, y hasta razón tendrá. Basta conocer quienes han sido los amigos de estos personajes de la delincuencia desde hace muchos años: don Berna, los Castaño, los jefes de la oficina de Envigado y otras bandas criminales de esa región. Quienes abrieron la puerta del senado a paramilitares y el sótano de la casa de Nariño a alias Job. Estos, señor gobernador, han sido sus amigos, aliados y “patrones”. Reza el dicho popular: “El ladrón juzga por su condición”, en este caso es muy cierto.
El presidente Petro ha sido claro: buscará la paz por diferentes medios y con estrategias innovadoras si es necesario. Pero también ha sido claro en que todo tiene un límite: tiempo y resultados claros. Basta ver lo que pasó con otro amigo de la derecha guerrerista que fue descubierto, alias mordisco. Desde el gobierno se agotaron todas las posibilidades de acuerdos, pero este delincuente siempre las despreció. Llegó el momento y se dio la orden de apresarlo o darle de baja; hoy está huyendo por las selvas del Amazonas, con un esquema reducido y sus anteriores fuerzas diezmadas. Ya caerá. El presidente pudo haber pecado de confiado o ingenuo en algunos casos y haber sido engañado, pero él no es tonto; ya aprendió las tretas de estos maestros del engaño.
Lo que les preocupa ahora es el miedo y la incertidumbre sobre en dónde podrían desembocar estos acuerdos entre los bandidos de Antioquia, tras las rejas, y el gobierno. ¿Qué secretos saldrán a la luz pública mediante lo que se negocie en esa mesa? El temor de muchos políticos, empresarios y esa gente de bien de la región y del país es que se descubran verdades ocultas sobre la gobernabilidad directa con las mafias que ha existido desde hace mucho tiempo.
Señores Andrés Julian, Fico y demás “prohombres de Antioquia”: están en la mira de las autoridades y, tarde que temprano, serán juzgados y condenados por los delitos cometidos. Lo que pueden hacer es soltar la sopa de una vez y acogerse a las disposiciones de la ley.
¿Con quienes se busca y se hace la paz? Pues con los bandidos, con todos los que están fuera de la ley, no con las organizaciones que respetan.