
Por: Leonardo Franco Arenas / www.latardedelotun.com _______
La Nación fue testigo del funeral y sepelio de quien fuera un “Honorable Parlamentario”, por el debido respeto al muerto y a la familia, esperé hasta el día de hoy para publicar este escrito. Perplejo por el comportamiento oportunista de la derecha colombiana y hasta gringa, y las declaraciones politizadas de la familia en un momento que uno cree entender, de mucho dolor. Hechos contrarios, los mostrados desde el gobierno del Cambio, a pesar de la andanada de insultos y falsas acusaciones de la oposición y sus parlantes multiplicadores de bulos, los grandes medios de comunicación, ha actuado con prudencia y estoico silencio.
Miguel 1: En toda esta marea de información que aun inunda titulares, noticias y redes sociales cabe resaltar la nueva imagen del finado, su fallecimiento, (lamentable por demás), la dejó inmaculada, impoluta, como un ejemplo a seguir por las nuevas generaciones de líderes y lideresas, de políticos en ciernes y de los dirigentes mañosos de siempre. La representación terrenal y perfecta de un adalid del pueblo, de un benefactor de los más humildes y desamparados. Un ser sin mancha alguna.
Se escuchan por doquier, las voces afectadas de Julio Sánchez y su corte, de directores y periodistas de Caracol radio y tv, Blu Radio, canal RCN ; también, las decenas de columnas, artículos y titulares – que señalan y hablan de dolor de patria, de caos, del fin del estado de derecho – en medios impresos y digitales: Semana, Cambio, El Tiempo, El Colombiano, La Patria y lamentablemente El Espectador, entre otros; con el afán de manipular, exacerbar sentimientos de odio y capitalizar estos a favor de la derecha. Politizaron de manera perversa el velorio de un principito de las élites colombianas, esa ralea que observamos en la misa de la Catedral primada, allí estaban los “apellidos más ilustres de la Patria”, salvo uno que otro trepador social como Duque.
Miguel 2: Si bien se han conocido comentarios sobre las pésimas relaciones con su entorno familiar, ese no es el tema importante. Lo es: reafirmar quién fue realmente Uribe Turbay como político y ser humano, sus escasas luces de líder y su odio visceral por todo lo que le oliera a avances sociales a favor del pueblo, retrata de manera fehaciente el tipo de persona que era. Como concejal de Bogotá se opuso a los programas sociales del alcalde Petro y trató que se desmontaran. Fue aliado de quienes criticaron y objetaron el manejo del sistema de recolección de basuras y los programas a los recicladores, apoyó a William Vélez quien tenía el monopolio. Las maquinarias de las élites lo impulsaron a cada paso. Su desempeño como secretario de gobierno de Peñalosa fue otro chasco, los índices de inseguridad aumentaron. Un hecho relevante, fue la re victimización de Rosa Elvira Cely en un caso de feminicidio, recordemos esta frase, “si no hubiera salido con compañeros de estudio tras sus clases nocturnas, hoy no estaríamos lamentando su muerte”, emitido desde la secretaría a su cargo. También hay que recordar la persecución permanente a los vendedores ambulantes, decomiso y destrucción de sus productos. En 2019 con el respaldo de una coalición de partidos de derecha fue derrotado en las elecciones a la alcaldía de Bogotá, ocupando el cuarto lugar.
Como senador en representación de Centro democrático, Miguel Uribe Turbay, se opuso a cualquier avance para el mejoramiento de la vida de los colombianos más pobres, aún recordamos sus saltos, piruetas y su risa estruendosa cuando tumbaron la reforma laboral. Fue feliz y no lo disimuló cuando ayudó a enterrar la reforma a la salud. De igual manera se atravesó como vaca muerta, (es un símil), a la reforma pensional y a todos los avances beneficiosos para la clase trabajadora. Señaló, amenazó e incluso inventó falsas narrativas contra el gobierno actual.
Ya como precandidato a la presidencia, desde tarimas y en improvisadas reuniones con sus seguidores, (como el día del atentado), defendió a una Colombia armada, prometió legalizar el porte de estas y recitando el discurso de su jefe político ponía la “seguridad” por encima de todo como propuesta de gobierno a pesar de la historia de sangre de nuestro país.
Para concluir, este hombre no fue un gran dirigente, tampoco un líder como sostiene la derecha. No era la esperanza del pueblo y menos el futuro del país como narra la prensa. No es un mártir y mucho menos, quien va a marcar la agenda política del país hacia las elecciones del 2026 como pretenden los buitres que manejan este país y que se sienten perdidos.
Nada de eso fue o será Miguel Uribe Turbay, por más que se esfuercen los políticos de derecha o los grandes medios de comunicación arrodillados a sus patronos, ni los dueños de la violencia en este país, como el condenado delincuente que rumia su desgracia en Rionegro, y se la pasa maquinando como seguir cagándose en Colombia.
NO pasarán, ya el pueblo les cogió la medida, este señorito de pretendida sangre azul criolla no le aportó nada a la Nación, por tanto, no será convertido en mártir, menos, considerar un magnicidio su asesinato, ni será recordado por la historia.
Los corrompidos políticos que lo quieren agarrar como bandera de campaña que respeten su muerte y al pueblo colombiano, no nos crean tan pendejos. Aquí no hay dos Miguel, solo uno, el que fue conocido por sus actos de oligarca y defensor de la ideología fascista de la Élite.